DOCE PRUEBAS DE LA INEXISTENCIADE DIOS y otros ensayos ateos
Sebastián Faure
La acción de crear es inadmisible
…Supongamos un matemático. Buscad al calculador de más mérito: ponedle delante una pizarra; solicitad de él que trace ceros y más ceros, y una vez la operación terminada, ya puede multiplicar cuanto quiera, dividir hasta que se canse, realizar toda clase de operaciones matemáticas, y no llegará jamás a extraer de esa acumulación de ceros una sola unidad. Con nada, nada puede hacerse; de nada, no puede obtenerse nada, y 9 el famoso aforismo de Lucrecio “ex nihilo nihil”, resulta de una certeza y una evidencia manifiestas. El gesto creador es un gesto imposible de admitir, es un absurdo. Crear es, pues, una expresión místico- religiosa y que puede ser de algún valor a los ojos de las personas a quienes place creer lo que no comprenden y a quienes la fe se impone tanto más cuanto menos la comprenden. Es, en cambio, un contrasentido para todo individuo culto y sensato, para quien las palabras no tienen más valor que el que adquieren al contacto con la realidad o una posibilidad. En consecuencia, la hipótesis de un Ser verdaderamente creador es una hipótesis que la razón rechaza. El Ser creador no existe, no puede existir….
El Espíritu puro no pudo determinar el Universo
…Pero si, como creyentes, os obstináis afirmando que ha sido vuestro Dios quien ha creado el Universo, la pregunta se impone; en la hipótesis Dios, ¿dónde se hallaba la materia en su origen, en su principio? Y bien: de dos cosas una: o bien la materia estaba fuera de Dios, o bien era Dios mismo (no creo podáis otorgarle un tercer lugar). Así, pues, en el primer caso, si estaba fuera de Dios, no tuvo éste necesidad de crearla, puesto que ya existía, y si coexistía con Dios, no cabe la menor duda que estaban en 11 concomitancia, de lo que se desprende vuestro Dios no es creador. En el segundo caso, es decir, si no estaba fuera de Dios, es que estaba en Dios mismo, y en este caso, saco la conclusión siguiente: 1.° Que Dios no es el espíritu puro, puesto que llevaba en sí una partícula de materia; ¡Y qué partícula! ¡La totalidad de los mundos materiales! 2.° Que Dios, llevando materia en sí mismo, no ha tenido necesidad de crearla, dado que ya existía y que existiendo no hizo mas que hacerla salir, y en este caso la creación cesa de ser un acto de verdadera creación y se reduce a un acto de exteriorización. La creación no existe en ninguno de los dos casos…
El Ser eterno, activo y necesario, no pudo estar inactivo o ser innecesario
…Decir que Dios no es eternamente necesario, es admitir que no siempre lo ha sido, que ha llegado a serlo, que ha comenzado a serlo y que antes de serlo no lo era, puesto que es la creación la que proclama y atestigua la necesidad de Dios; es afirmar a un mismo tiempo que, durante los millares y millares de siglos que seguramente precedieron a la acción creadora, Dios era innecesario. ¡Dios abandonado y perezoso! ¡Dios inútil y superfluo! ¡Que postura para el Ser eternamente activo y esencialmente necesario! Hay, pues, que confesar que Dios es en todo tiempo activo y necesario. Pero entonces no puede haber creado, desde el momento en que la idea de creación implica de manera abso- 14 luta la idea de principio, de origen. Una cosa que empieza, no ha existido siempre. Existió necesariamente un tiempo en que antes de ser no era y corto o largo, este tiempo fue el que precedió a la cosa creada, es imposible suprimirlo, pues de todos modos existe. Así resulta que: o Dios no fue eternamente necesario, y solo llego a serlo por la creación. Y si es así, resulta que le faltaba a ese Dios antes de la creación estos dos atributos: La actividad y la necesidad. Era un Dios incompleto, era solo un pedazo de Dios y tuvo la necesidad de crear para llegar a ser activo y necesario, y completarse. O bien Dios es eternamente activo y necesario y, en este caso, ha creado eternamente. La creación es eterna, el Universo no ha comenzado jamás, existió en todo tiempo, es eterno como Dios, es Dios mismo con el cual se confunde. Siendo así, el universo no ha tenido principio alguno, no ha sido creado. Así, pues, en el primer caso, Dios, antes de la creación, no era ni activo, ni necesario, estaba incompleto, es decir, era imperfecto, y, por lo tanto, no existía, o bien, en el segundo caso siendo Dios eternamente activo y eternamente necesario, no puedo llegar a serlo y no pudo haber creado. Imposible salir de aquí…
Sebastián Faure, Saint-Étienne, 6 de enero de 1858- Royan, 14 de julio de 1942), fue un escritor y filósofo anarquista francés.