…la verdadera historia, es más pudorosa y sus fechas esenciales pueden ser, durante largo tiempo, secretas.

Carlos Bueno

21 julio, 2023

El pudor de la historia

Jorge Luis Borges

 

El 20 de septiembre de 1792, Johann Wolfgang von Goethe –que había acompañado al Duque de Weimar en un paseo militar a Paris- vio al primer ejército de Europa inexplicablemente rechazado en Valmy por unas milicias y dijo a sus desconcertados amigos: “En este lugar y día de hoy, se abre una época en la historia el mundo y podemos decir que hemos asistido a su origen”.

Desde aquel día han abundado las jornadas históricas y una de las tareas de los gobiernos –singularmente en Italia, Rusia y Alemania- ha sido fabricarlas o simularlas, con acopio de previa propaganda y de persistente publicidad. Tales jornadas, en las que se advierte el influjo de Cecil B. de Mille, tienen menos relación con la historia que con el periodismo: yo he sospechado que la historia, la verdadera historia, es más pudorosa y que sus fechas esenciales pueden ser, asimismo, durante largo tiempo, secretas. Un prosista chino ha advertido que el unicornio, en razón mismo de lo anómalo que es, ha de pasar inadvertido. Los ojos ven lo que están habituados a ver. Tácito no percibió la Crucifixión, aunque la registra su libro.

CAZA DE CITAS
…esa desordenada alegría, tan esquiva, de quien se sabe dueño del ilusorio vacío de la muerte.

…esa desordenada alegría, tan esquiva, de quien se sabe dueño del ilusorio vacío de la muerte.

...Hemos tapiado todas las salidas y nos engañamos como las fieras se engañan en la oscuridad de las jaulas del circo, creyendo que afuera les espera la selva que añoran dolorosamente… «…y esto me lleva a confiar mi certeza en la fugacidad de ese peligroso...

CAZA DE CITAS
…acaso porque la vida cuando se empieza a poner sobre el papel se hace novela. 

…acaso porque la vida cuando se empieza a poner sobre el papel se hace novela. 

  !Mierda! , dijo la Marquesa, poniendo las tetas sobre la mesa—. Con quién peleo, si sólo maricas veo… Echó una mirada en torno, por el cafetín abyecto, y sus ojos se detuvieron en mí. Yo solté la gran carcajada: era el personaje más extraordinario que había...