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Víctor Bustamante
- En nuestra tradición literaria existen dos clases de escritores: aquellos que mantienen el statu quo y se divierten con su columna, y los leen con cierta frivolidad sus amigos. Estos son escritores cómodos y tan poco se preguntan que nunca han tenido en su vida una discusión; ellos acceden a mantenerse con su columna dominical y asisten a ese festín del silencio para poder publicar adosados al Manual de Estilo, -y del buen decir-, claro que entre comillas, además se solazan con la farándula política mientras el país que yace a sus pies es olvidado.
Pero hay otros que saben que la palabra es para decir, cuestionar, criticar y esos son los valiosos. Sabemos que siempre estarán ahí, y hacen parte de esa tradición de la marginalidad y del olvido porque en nuestro país poco se aguantan el voltaje de ser criticados, piensan que son perseguidos también entre comillas, o como diría hace poco una directora de un periódico local: “Buscamos es educar, nunca discutir“. De ahí a la muerte de los periódicos, debido a su nuevo carácter y comodidad hay un paso. Hay tantos intereses políticos y económicos que una censura personal hace que el periodismo languidezca a la vista de todo el mundo.
Pero dentro de este orden de ideas, al país, sí, Colombia tiene su valerosa tradición: Nariño, Camilo Antonio Echeverri, Barba- Jacob, Hernando Téllez y Tulio Bayer. Y aunque faltan otros que son doblemente valiosos por mantener ese espíritu libre de un concepto que en este libro es necesario mantener a flote: la Ilustración en Colombia, tanto de las élites como de los demás, iba a decir, el pueblo colombiano pero no quiero caer en la frustración de referirme a ese concepto y abstracción para los malos políticos: los cazadores de votos.
También Carlos Bueno realiza una crónica sobre Jorge Isaacs, aquel que fue dictador de Antioquia, y escribió uno de los libros de más peso en el país, además de hacer llorar a generaciones de colombianos. Pero nos revela además ese carácter de explorador y de ser, este poeta, un buscador de tesoros perdidos y así descubrir minas de carbón para el país, y dar a conocer regiones inhóspitas, convirtiéndose en un verdadero geógrafo.
También es notorio el caso de Manuel del Socorro Rodríguez quien se ha colado a la historia del periodismo por ser un impresor. Antes ebanista en Cuba. Además Manuel del Socorro Rodríguez posee su busto en el Parque del Periodista de Medellín, con un devenir extraño, como el municipio no quiso entregar el dinero para realizar ese homenaje, resolvieron darle algunos toques y colocarle espejuelos a un busto de Antonia Santos y, por supuesto, colocarle el nombre de Manuel del Socorro Rodríguez que muy ufano alardea desde su icono de ser el gran predecesor del periodismo en el país.
Pero en el fondo Carlos Bueno Osorio nos ha hecho recapacitar sobre lo antes mencionado, el concepto de Ilustración, y cómo se ha dado en las diversas clases sociales. Desde la intención de un periodismo libre, con la aventura de fundar periódicos, sus avatares y vaivenes políticos, sus cautos suscriptores hasta la desaparición o cambio de estilo de muchos de ellos.
Uno colige, ante los textos sobre periodismo, que muchos periódicos son el primer escalón para ilustrador al grueso de la población, inicialmente con un sentido de saber que cualquier tendencia hay que respetarla y es lo que nos da la civilidad, un concepto muy olvidado en nuestro medio.
En Bitácora de la infamia este concepto nos hace pensar en nuestro devenir intelectual.
Además no podemos olvidar que el mismo Carlos Bueno forma parte de esa tradición de escritores que decidieron decir lo que piensan, no lo que es necesario para educar entre comillas a los suscriptores. Una prensa libre ahora más que nunca es imperioso que mantenga su nivel intelectual lejos de los patrocinadores de los colores políticos o del mercantilismo de sus dueños.
Bitácora de la infamia nos responde algunas de esas dudas sobre la postración del país al permitir una suerte de Inquisición ante un personaje que tuvo mucha injerencia en la vida pública como fue monseñor Builes.
Víctor Bustamante
Neonadaísmo.com