La lectura de un periódico es la cosa más angustiosa del mundo. Si yo fuese dictador, limitaría la prensa a un solo diario y una sola revista, ambos estrictamente censurados. Esta censura se aplicaría tan sólo a la información, quedando libre la opinión. La información-espectáculo es una vergüenza. Los titulares enormes y sensacionalistas me dan ganas de vomitar. Todas esas exclamaciones sobre la miseria para vender un poco más de papel. ¿De qué sirve? Además, una noticia expulsa a la otra. Pero, pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba.
Luis Buñuel.