Con Ava Gardner
Por culpa del maestro Hemingway nunca pude desprenderme de la idea de que el padre de Miguel Bosé sólo fue un engreído, distante y malhumorado torero que pasó por los ruedos y por la vida como un presumido, fanfarrón y ostentoso, como un locuaz don Juan. Imagen que su biografía confirma con peligrosa precisión. El relato personal de sus amoríos, sus declaraciones sobre mujeres, personalidades y hechos de su tiempo son más allá de petulantes, y de pretenciosas. Repasemos algo de su trayectoria y de sus fatuidades.
Con Ernest Hemingway.
Luis Miguel González Lucas era su nombre (Madrid,1926-Cádiz,1996). Hijo del matador Domingo Dominguín y hermano de Domingo y Pepe, también toreros. De ellos adoptó su apodo, dada la popularidad que en el mundo taurino gozaba el apellido. Una foto que estoy viendo lo muestra antes del paseíllo junto a ellos en 1942 en el Circo España de la calle San Juan, antecedente directo de la plaza de La Macarena de hoy. Tenía 14 años cuando debutó en Colombia. La ciudad y el país fueron decisivos en su vida: acá recibió su alternativa sexual de manos de la distinguida dama B.E., como relató graciosamente su hermano, Pepe. Durante los años 50 y parte de los 60 Luis Miguel era el ídolo de los aficionados antioqueños que se codeaban íntimamente con el torero.
Fue famosa su rivalidad con su cuñado Antonio Ordoñez, retratada por Hemingway en El verano sangriento. Gran artista del mundo de los toros fue además importante y controvertida figura pública. Sin embargo, fue torero de mando, poder y dominio. Se retiró en 1961 y en 1973, definitivamente. Dominguín fue reconocido por sus romances con figuras como Ava Gardner–estando ella casada con Frank Sinatra–, María Félix, Lana Turner, Rita Hayworth, Rosario Primo de Rivera, Lauren Bacall. Y empiezan sus fanfarronadas: “No merece la pena conquistar a una mujer de primera si después no se lo puedes contar a los amigos”. Se casó por lo civil con la actriz Lucía Bosé y luego por la Iglesia para que el dictador Francisco Franco siguiera invitándole a sus cacerías. Decía: ‘‘Yo no he salido nunca a conquistar mujeres, sino a buscar a la mujer, y no me hubiera puesto delante de un toro si la mujer no hubiera estado en los tendidos. Únicamente por una mujer se afronta la muerte, ni por dinero, aunque algunos crean lo contrario’‘.
Estuvo presente en el cartel de la trágica tarde de Linares en que fallece Manolete. El relato completo de ese día hecho por él mismo es alucinadamente petulante. Aquí algunas perlas:”Me iré, Miguel. Estoy aburrido de los toros pero el daño te lo haré a ti….vas a heredar mis enemigos. Manolete estaba muy cansado y yo lleno de ilusión. Yo, como torero tenía un reportorio más amplio que el suyo. Manolete era un torero corto. Siempre hacía la misma faena, encuadrada, con mucho mármol, sin variedad, dura, eficaz… El que mata a Manolete es el público Y su falta de conocimiento de los toros. Sé que alguna gente me echó a mí la culpa de esa muerte. Mi única respuesta es que cumplió lo que me anunciara: vas a heredar mis enemigos. Y como siempre hay un culpable: el público. Ese público descargó su culpa sobre mí. Me eligieron porque era el nuevo rival que venía a reemplazar al ídolo. La muchedumbre, la masa reacciona siempre de la misma manera. Es como un animal. Como el toro. Pero sin su nobleza y mucho más peligroso. Muerto, heredé sus enemigos”. Suficiente jactancia para esta pobre nota.
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Con Orson Welles