Tomado de El Festival de Ancón, un quiebre històrico. Carlos Bueno Osorio-CAROLO. Ed ITM, Medellìn,2001.
Jorge Lozano Rojas “Anarcos”
Las vacaciones medianeras de aquel intenso 71, en el mapa inmenso de ese hervidero de vacilones en que habíamos convertido el Chapinero rockero de aquellos locos y libertarios días kolinos, estarían mas alborotados que nunca dado que rodaba la bola, sustentada en unos volantes de soyadísima invitación que más o menos decían: Festival de Rock en Ancón/ Cerca de Medallo y lejos de casa/ 3 increíbles días con música y sueños/ Sintonízate y véngase pilísimo con su tribu o combo sonoro/ Te esperamos puesss/
El logo consistía en una guitarra eléctrica entreverada con hojas de monte y estrellas; como organizadores, por la parte de Taboga, estarían Edgar Restrepo o Metrepo, como le solíamos decir a este locutor, animador, disk jokey, a ratos músico y bohemio, muy semejante a Barrabás. Junto a él, Humberto Caballero, con su pinta de Elvis Costello, audaz e hiperactivo, con visión puntual para el show bussines, como lo demostró en años subsiguientes, con eventos similares en la plaza de toros, donde antes el sadomasoquismo sangriento o las reuniones politiqueras reinaran sin par ni competencia.
Se trataba indiscutiblemente de emular al revolucionario Woodstock, guardadas las proporciones y diferencias lógicas y logísticas, de tiempo, lugar y lenguaje, pero lo más osado sería efectuarlo cerca de una de las más pacatas ciudades de Macondo Grande. Otra maroma nada fácil, sería conseguir los permisos por los lados de la Alcaldía, lo que finalmente se logró a costa de la expulsión del burgomaestre días después, gracias al escándalo realizado por la iglesia y un montón de camanduleras aterradas, por lo que fue el acto más insurgente desde la muerte de Gaitán. De hecho, el cabello largo a lo hippie escamoso era de por sí un anatema de ribetes satánicos.
Desde este altiplano paramuno, a pesar del arduo trabajo reeducativo, hecho en ocasiones con tropeles desatados por el irrespeto de los machistas acomplejados, se tenía consolidado un territorio o área de distensión relativamente amplia, con base fundamentalmente en las marchas del 67 y en las numerosas discotecas sembradas a lo largo y ancho de la carrera 13, desde Teusaquillo hasta la 72. Por ello, la invitación para invadir a Medellín era más que seductora, ya que implicaba el reto de los tres días y un poco más en la ciudad misma.
Mequelito, el chistoso ex bajista de Young Beats, remedando magistralmente el bamboleo y hablado de los pepos, decía: ¿Por qué no pueden los burros de Bogotá ir al valle de la burra? Agregando, vámonos a comer arepita paisa con chorizo; de todas formas, existía un gran ambiente y la consigna era: Vámonos para Anarkon como sea, así sea en planchón; sugerían unas hojas impresas en el mimeógrafo de artes de la UN; incluía instrucciones para llegar, consejos, rutas y mapas. Con todo, el corre corre era propio de locos purgados, en esos mismos momentos. Los grupos desintegrados se reagruparon, los que venían ensayando en garajes y buhardillas se definían, los que estaban en receso al asunto le metieron ceso; aquellos siempre picados estaban ya alistados, igual los de poco pachulí y mucho cachupe arrancaron con todo y cambuche. Ellas, entretanto, alistaron morrales, mochilas o viejas maletas con toda suerte de prendas para el verano tibio de aquel grato lugar, muchas carpas con sleepings sencillos o dobles se doblaron debidamente, se compraron, prestaron o alquilaron sin dejar a un lado el palosanto para la buena suerte, junto a las candongas de plata, el collar de chaquiras y chochos, las sandalias, el vestido vaporoso hindú con el respectivo perfumón, la infaltable riata indígena para la frente, el tricolor bolivariano, con el símbolo circular de paz en blanco y esosí, cosita bien encaletada y cueritos importados, ya casi listas para partir, acompañando los loquitos de la banda respectiva.
Miles de botones se vendieron o canjearon allá, con inquietantes frases en cada uno: /Cada generación tiene su turno/ Jesús fue melenudo y andariego/ La virginidad da cáncer/ un buen cigarrillo no se vende en la tienda/ Ahorra angustias, sé creativo/ haz bien y no mires a quién/ Si no te hallas, invéntate/ Apocalipsis: ácido malo/ fuma sueños y siembra ilusiones/ mala hierba nunca huele/ amplía tu percepción con honguitos y una canción/ todo lo que necesitas es amor/ con una pequeña ayuda de amigos/ mejor pulga propia que piojo ajeno/ las pepas emboban y matan/ guarda la semilla y siémbrala en cada milla/ champiñoncitos con crema de frescura/ eres un sol y yo tu luna/ los tiempos siguen cambiando/ haga el amor limpio y no la guerra sucia/ caperucita roja estaba en todo su derecho/ Viet Nam está en el corozán de América Latina/ Ancón y Marquetalia, repúblicas independientes/ cuando tenía todas las preguntas resueltas, aspiré y aparecieron otras/ nadie es perfecto, Atte. Nadie/ Kolinox unidox te invitan a Lijacá/ convierte tu soledad en una comuna/ Mi Gurú es Ho Chi Ming/ Freud, Nietzche y Marcuse me encarretan/ qué importa saber quién soy y de dónde vengo/ Serrat y los Parra: mis poetas/ Norman y Darío son mi desvarío/ Olvídate tiene recuerdos de amnesia/ Ármate un joing y comparte tu señal de humo/ Don Quijote es un hippie cincuentón/ Al nadaísmo: semilla de hippismo criollo/ Soy un barquito de papel/ la risueña mató al achante/ sexo y saxofón se encontraron con rock and roll/ mi amor es un amor de antes de la guerra/ Ancón: la otraparte de rock/ mejor chicarra que lumbre de tabaco/ Tengo tuza, tú sabes/ somos el siglo en el justo tiempo, no meros espectadores/ Prohibido cohibirse/ Cristo viene pronto: Magola/ Tu yerba me sabe a nombre/ Rodemos al quepar de Anarkón/ Trae la montaña rusa en tu coco/ el amor todo locura, etc…
Otra forma de rebusque consistía en comprar por docenas afiches de estrellas de rock o nenas en toples que posaron para los diferentes fotógrafos, que por entonces puluraron, allí aparecían bellísimas: Candy ex novia de Arturo Astudillo, el cabeza de Los Fleepers, Lucero, Magy, Gladis, Paty, Paola, junto a muchas garotas de Brasil y Suecia, por lo que la diferencia era poca. Era importante tener a los eternizados: Jimy Hendrix, James Dean, Janis Joplinn, Jin Morrison, Braian Jones, tocando la flauta oriental, Los Stones con James Taylor, Los Alman Brothers con su inmensa comuna familiar, Family Ston, Fe Ciega, Bob Dylan fumón y a contraluz, Donovan, Tiranosaurius Rex, Antoine, Santana, Osiwisa, Mandril, Barrabás, Tijuana Brass, Serrat greñudo, Joe Cocker con sus perros rabiosos, Who, El divino rostro del cristo de la nueva era de Acuarius, S. Rainaud de la Ferriere, sabio instructor para la nueva generación. No podían faltar Led Zeppellín, John y Joko empelotos. George Harrison con Paty y Clapton, Paul con Linda y Ringo con Cyntia, como homenaje al amor en pareja de los monstruos de la música moderna, ya disueltos; Simon y Garfunkel, Ana y Jaime; Ángela y Consuelo, con toda suerte de famosos baladistas ya consagrados o nuevos como Camilo Sesto; es inolvidable la imagen de Krank Zappa bien melenudo con un brazo sobre los hombros de la despampanate Raquel Welch, ambos hippísimos.
Los más beneficiados aparte de Alberto, Gonzalo y Hernán Marín, dueños y cómplices de El Escarabajo dorado, en Afiches sobrado, tienda de gran movimiento por esos días y situado en el segundo piso del laberinto kolino. Claro está que la reventa en plazas de Bogotá y Medellín dejaron buenas ganancias a quienes hicieron de mercaderes y modernos trashumantes, con estas imágenes que eran prácticamente rapadas por las fans paisas, vallunas, cachacas, costeñas, etc. El movimiento total impulsados por Olvídate y su corridísimo director, Manuel Quinto, recientemente desencarnado, ya era imparable pues la toma al país paisay su capital textil no sería un hecho tan sutil, todo lo contrario: fue un movimiento sísmico en todo el sentido contracultural.
Recuerdo a unos vecinos del barrio Modelo, cuna de Los Speakers y los Carvajalino, empeñados en hacer la mayor cantidad de zapatos de plataforma, sandalias para elevar la estatura de las bajitas, sombreros campechanos de cuero, cruces y demás colgandejos elaborados con clavos de herraduras, bolsos, collares, chalecos, blue jeans desflecados o bermudas recortando pantalones, etc: el agite del rebusque para poder ir, gozar y volver pasando por La Miel y luego por Honda o La Dorada, para disfrutar de un viudo de capax o bocachico, sería parte del plan integral para los rolos de nacimiento o adopción que no querían perderse el Anconazo.
El cuartel general y mentidero del hippismo criollo, por demás paranadaísmo psicodélico, registraba minuto a minuto todo lo relacionado con el evento que tenía a todo el mundo revoloteando en cuadro. Faltando 72 horas para la apertura del primer día de música, amor y sol, teníamos ya una idea aproximada de qué grupos se presentarían, y de hecho muchas camionetas y carros de amigos estaban en camino con equipos o con lo mínimo que eran las guitarras y las baterías, a sabiendas de que en la tarima gigante se ubicarían los más potentes amplificadores, incluídos los de los grupos más pudientes y los famosos bafles Losdernán, microempresa creada por los integrantes de aquellos inolvidables Teen Agers, los hermanos Vélez.
Los que dejaron todo para el último día, con la seguridad de al menos encontrar una flota tipo 8 p.m. nos llevamos una desagradable sorpresa: ni en Bolivariano, Magdalena o Rápido Tolima y otras que tenían paradero en la bomba de la Caracas con sexta, garantizarían nada hasta el otro día a las 10 o 11 a.m. y el chiste cierto fue que todas las rutas ya despachadas iban directo a Medellín, por lo que los cerca de cincuenta rezagados optamos por contratar milagrosamente un destartalado bus urbano, el primer Sida intermunicipal: Sidauto S.A. El fercho, un dicharachero caldense, se comprometió luego de toda suerte de ruegos, pero yendo por un culebrero camino destapado que pasaba por Sonsón, o sea expreso barrancohondo, abismópolis e intermedias.
Ciertamente recordamos para siempre las siete pinchadas y los tres pequeños derrumbes que nos tocó enfrentar con la paciencia de los estoicos atenienses y claro está con la ayuda de unos varillitos ríetemucho y que prácticamente se convirtieron en el principal acicate y condimento de esa serie de tragos amargos; Medallón con todas esas pruebas y obstáculos casuales se nos parecía más como situación, al difícil camino amarillo conducente al palacete encantado del Mago de Oz, primer viaje alucinante que tanto disfrutamos de enanos. Por fin coronamos: como a las tres y media de la tarde arrimamos a las goteras de la ciudad hechos unos vevecos gracias al persistente polvillo, que durante todo el trayecto por aquel tortuoso tramo sin pavimento, nos cayó encima como la maldición de la bruja Noralda. Con un voraz apetito contenido añorando bandeja paisa y mazamorra con refajito de encima, así como una buena cama de plumas celestiales, previo baño de agua tibia con champú al huevo, pero la solitaria y las amebas las teníamos embolatadas con mecato y parva de los pueblitos donde hacíamos alguna parada rápida, entre otras para ir a miarbolito porque como bien se sabe: más vale pájaro en mano que vejiga rota y de paso, enviarle un telegrama a la curia anatemizante de porallá.
Preguntando se llega a Roma. Con esa fórmula del adagio popular nos orientamos y luego de hora y media llegamos a una delgada y serpenteante carretera bien pavimentada, donde se evidenciaba una interminable cola de vehículos de todo tipo, con gentes festivas y amables como en plena feria de las flores o navidad solsticial Inca; las motos de las galladitas de barrio mediano, serían las únicas en ir y venirsin problema, sirviendo de paso de mensajeros o informantes de lo que en el concierto acontecía, puesto que el trancón hacia Ancón, así como era de monumental, su lentitud era semejante a la de una tortuga galápagos con reumatismo; otra interminable hora que ya parecía la antesala de una cámara de gas nazi, pero la gente nos levantaría el ánimo con vivas o frases repentistas o con humor negro terciopelo: !Vivan los hippies rolitos!, gritaban unas pizpízimas chachas adornadas con flores en sus cabellos, gafitas rectangulares oscuras, cuando se percataron de nuestro buseto decorado a lado y lado, por la bandera de locombia y el símbolo de la vida egipcio y claveles blancos con cintilla lila (cosas de ellas), junto a pancartas diseñadas por los exmefíticos, hechas en screan con la multicolor impronta del cometa kohulec y el saludo: Cachaquilandia abraza Ancón/ con AMOR –MUSICAL & PAZ (de paso tapando Sidauto y evitarle sanciones). Bogoteños rockeros los saludan/ vamos al Anarkón superpaisa/ Andando puez y vívelo sin tapujos. Una procesión de santones emparamados y que venían en contravía nos datearon: ¡Nooomecrean… qué barraquera llavecitas (al ver el bus y a nosotros chupando refajito afuera). ¿De veras vienen desde porallá? Y que, ¿cuándo es la tocata y fuga? Jua, jua, jua, todos al unísono y rompiendo de una el hielo posible, con lo que continuaron: Pues hermano, es que la mano de tiras, rayas y choros es tenaz, así que mosca con la cosita y el Villegas. Les contamos maestricos que al principio todo estaba de rechupete… y hasta la estiradita de la Gloria Valencia, la de la televisión, filmó todito con entrevistas a los músicolocos y kolinitos de las carpas… pero después cayó un severo chaparrón con truenos y todo, por lo que el duro del desconcierto anunció: tapo, remache y estatua, por hoy; vean nomás se nos mojaron hasta las sábanas y los moñitos de una excelsa trabadorsísima que trajimos, ni paque les cuento más… vengan subimos (ya dentro del bus el obsequio no se hizo esperar), eso sí, para entrar al parque hay que tener pantaneras y bordón porquehay un barrizal el hijueputa, mirá aquella sardina: salió corriendo huyendo del taita colado y se fue de hopo, sitica.
Los agasajados viajeros éramos: Héctor Góngora, Jorge Muñoz, Orlando El negro, Tripas, Orlando Palacios, Edgar Roa, Jorgito Vargas, Jaime Rendón, Mario García, Jorgito Echavarría, eran parte de OJOS DEL OÍDO, muchos de ellos; además, los hermanos Barreneche, Jorge Mesa y Justo Cuervo con Jorge Castañeda, junto con Andrés Quiroz y Alberto Galvis, quienes conformaron una novísima banda. El infaltable ANARCOS, émulo de Bob Dylan, Donovan y demás solistas vistos en Woodstock, junto con muchas cómplices, algunas escapadas del redil casero y otras, incluso con niños volantones; una decena de rezagados desconocidos pero con sus morrales y guitarras de palo o flautas, hicieron más grato el duro camino. En el trayecto, y a la larga éramos todos una familia solidaria, dadas todas las vicisitudes que nos tocó frentiar sin atenuantes posibles.
Finalmente, a eso de las cinco y cuarto llegamos a treinta metros de la entrada, confirmando con ojos propios lo hablado por aquellos hablantinosos cómplices media hora antes en la tienda de las guaraperas, donde igualmente nos deleitamos con unos chorizos deliciosos. Efectivamente, la muchedumbre mojada estaba más en plan de salida que de otra cosa; el encuentro con amigos de todos los pelambres, no se haría esperar. Pantallando, como siempre, Manolito V, quien se paseaba para arriba y para abajo con una guitarra de palo terciada; quiubo hermano, saludó con ojos aterrados, parece que me cayeron mal unos cacaos sabaneros que me metí: hablamos luego, agregó, alejándose a paso largo; Guillermo Tascón, el ex director de los Territorios Nacionales, saludó efusivo dando la bienvenida a nombre del Alcalde, regalándonos unos carrieles miniatura como detalle especial, ¿Y está cargadito?, pregunté con ironía, soltando al mismo tiempo una carcajada contagiosa. Él fue el personaje, que meses antes y en una entrevista con El Espectador, ofreciera tierras para una gran comunapor los lados de Mapiripán, pero sin mayores garantías. Esto ocurrió como complemento ruidoso de la salida de la cuarenta, después de cumplir con injustas 72 horas de retención, acusados y empapelados torticeramente de asonada por un cabronel, jefe del bunker policial, ubicado en la 52 con 2, donde se retenían por puro gusto a la poética Sibius y al bajista de Terrón de sueños y de Los Flipeers, Fabio Gómez. Por esa causa organizamos ese día una marcha con velas con la maga Atlanta, los escarabajos Marín y tres docenas más de solidarios peludos con sus novias. A todos nos enchiqueraron sin fórmula de juicio, luego de rodearnos con las 38 cortas de dotación. A la Maga la soltaron casi de inmediato, ya que tenía en sus brazos a la preciosa párvula y futura filósofa María de las Estrellas, y con ello logramos que con una cómplice, multiplicadora como lo era ella y aparte de sus altas influencias, con amistades frecuentadoras de su templo y temple de mamá pitonisa; al siguiente día la prensa nacional e internacional cubrieron el caso en detalle o de lo contrario hasta Gorgona nos hubiese mandado, previo consejo de guerra tal como nos amenazaron con perros aquella tortuosa primera noche de las espermas pisoteadas, por la libertad de una nueva forma de expresión, la cual luchó sin descanso su propio espacio y ascenso a las cumbres borrascosas del protagonismo histórico-social, como libre desarrollo de una nueva mentalidad aglutinadora y particularmente magnética, originada en las barracas y palenques esclavistas de todo el continente donde el canturreo y palmas de aquellos seres, alguna vez bellos y libres, serían compositores natos y poco a poco reinventaron expresiones de blues, samba, gaiteo, porro, cumbiamba, alabaos, patacorá, tamborito, son o bolero coqueto, en la medida y forma en que instrumentos como el tambor, los cajones o la guitarra y la guacharaca, caía en sus encallecidas pero creativas manos. Fuimos herederos de ese espíritu de seres libres, todo por el gusto intenso, cuando no frenético por el blues rítmico o simple y llanamente el rock de entonces.
El pito insistente del bus, nos hizo caer en la cuenta de que el sol estaba poniéndose en el horizonte montañero y rápidamente ubicamos a Edgar Restrepo, quien estaba planillando a quienes veníamos a presentarnos en la tarima. Menos mal que en el centro de Medallón una comisión de amigos nos logró ubicar un hotel de dos estrellas, donde nos bañanos como romanos después de una batalla, comimos y a la camita, donde quedamos fundidos hasta las 9 a.m. del día siguiente. Aquel día lo aproveché para ubicar la casa compartida de Carlos Reyes, un arquitecto vecino de barrio, quien me convidó con techo incluído. Allí me esperaba de almuerzo la esperada bandeja paisa con de todito, aprovechando el reposo posterior para sacar a mi curvilínea acompañante: la guitarra eléctrica recientemente adquirida, a la que acomodé en un estuche duro, forrado en rojo escocés y decorado con láminas bellísimas del culto Hare Krisna obsequiadas por una delegación londinense, amigos de George Harrison, quienes como peregrinos y prosélitos pernoctaban en la casa de Checho Murillo, en Quinta Paredes, en Bogotá, él como director, cantante y saltimbanqui de la banda circense La Gran Sociedad del Estado, se dieron el lujo de abrir el Festival junto con Hope, con lujo de sonido, fotos, filmaciones y entrevistas, presentadas en televisión y en noticieros de Cine Colombia.
Finalmente vendría el preparativo para la tarde del tercer día cuando me correspondió cantar como Anarcos, desgranando tres temas a saber Los tiempos están cambiando, Punto seguido, y Las flores del jardín. Recuerdo que le dediqué irónicamente la tanda a monseñor Botero, quien había condenado a través de una pastoral la asistencia al concierto, lo que en últimas resultó una de las mejores propagandas difundidas en todas las iglesias y colegios religiosos de la ciudad.
En el trayecto de Medellín al parque me acomodaron en la parte trasera de una camioneta acompañado por unas bizcochísimas paisas, quienes pacientemente y con ayudade un tenedor me levantaron no solamente el ánimo sino el cabello tipo Vera Grabe, pero negro retinto que hasta el momento mantenía cubierto por un gorro aplanador. Allí debutaría con el african look más alto y abundante de dicho evento, quedando con mucho parecido a Marck Bolan de T. Rex. Esa noche fue de fiesta en casa y vecindad de Carlos Reyes, pero al otro día la noticia amarga sería la orden del jefe de policía para que en un plazo de 48 horas se desocupara el casco urbano de la ciudad so pena de sufrir prisión, ¿qúe tal?
PUNTO SEGUIDO (Apartes)
Mira que el sueño, de subir al pedestal, les hará fijarse también que todos pueden predicar.
Un día mientras bajaba al agua azul, el ave Fénix cantó sin intentar, buscarse un pedestal…
LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO
(Bob Dylan- Fernando Córdova)
Cuentan profetas que van por allí, que todo en el mundo ha de cambiar…
El mundo, el hombre y los ríos también…
Los ríos se están desbordando/ naden de nuevo, no paren jamás…
Pues los tiempos están cambiando;
Padres y madres están con ustedes/ pero sus viejos caminos se truncan…
Salgan corriendo no caben ya aquí/ pues los tiempos están cambiando;
Vengan senadores y hombres de ley/ la guerra está allí, pero ustedes ni ven eso..
Pues los tiempos están cambiando.
Es bueno y saludable traer todas estas historias y anécdotas de luchas y esfuerzos por sacar a un país de la gazmonería y la intolerancia ciega, jalonando una modernidad no sólo en las costumbres, sino en el modo dever, pensar vestir y ser, además, de que era urgente retar sin cortapisas o mediastintas a un establecimiento injusto, hegemónico cuando no parroquialista y camandulero, haciéndole el juego a la obsolescencia y la caducidad de un micromundo saturado de verdades a medias, cuando no del más escabroso cinismo con fraudes (V-19-1970), de todo tipo y tamaño. Como hoy nuevamente se vive, repitiendo en un macabro espiral de hurtos a dos manos y crímenes continuados como atados a una silla de cine para ser obligados a ver, sin pestañar ni murmurar frente a una rayada cinta de gánsters y en la que cada cuatro años se cambia de protagonistas, pero donde el libreto y la actuación e incluso los trajes y frases, no cambian casi nada o nada, todo a nombre de un orden cada día más desordenado o caotizado, pues la corrupción rampante es predadora de valores y recursos y todo lo arrasa sin piedad…
¿De qué lado de esta podrida naranja mecánica podemos hoy estar? Del blow up al mero blowp?, o como nos lo quieren vender, o tal vez pasamos ingenuamente del bello sueño de Judy Garland y sus encantadores zapatos de medio tacón rojos, con toda esa vivísima fauna y flora a favor, con todo ese coro de gnomos, cantando al unísono mensajes edificantes a medida en que salían del inmenso maizal florido…, para finalmente vernos asombrados al borde de este aterrador abismo polanskiano, observando a todo un ethos embriagado por el agriculce manjar de la codicia desatada, como único y sacralizante logro, otorgado por esos simios elegantes o camuflados, con alas de murciélago, dentadura y risas de hienas sin alma. Nos lograron vendar gracias a la seducción del espejismo cositero y dorado de una arribismo semejante al globo navideño como gran sueño, pero preñado de canibalismo ignorante, el cual explotó ensordecedoramente sobre el frágil inconsciente colectivo, cual sonámbulos y títeres. Nos olvidamos de Krisnamurti y Samael, De la Ferriere, Gonzalito, Angelita, hasta del mismo Imaginate de Lennon.
Por siempre estaremos condenados a nuestro irremediable Apocalipsis Now, en campos granate y selvas torturantes, en barrios snob o de El Cartucho, gorgonas de concreto ablandado por sobornos. ¡Ah querida cofradía..! Qué lejos y refundido quedó aquel sueño, el espejo roto y empañado está junto a la desvencijada y mohosa trova, la que ya nunca reaparecerá por más intentos y trabas, pues esto mis amigos del alma… es un remolino imparable de sangre y babas.