José Manuel Arango
«Pero el poema, más que de una vision del mundo, surgirá de lo que Unamuno llamó un sentimiento de la vida. Está hecho no solamente de enunciados, de afirmaciones y negaciones, sino de los verbos y sustantivos de una lengua que tiene su historia, de palabras que por sus sonoradidades y cadencias despiertan ecos y asociaciones, está hecho de imágenes y de ritmos, de rupturas y silencios. Por eso es dificil decir en prosa, herramienta del intelecto, lo que se dice o muestra un poema si es verdadero, lo que bregan por decir esos textos fallidos en los que generalmente nos quedamos.
Creo que hay una manera más comprensiva de acercarse a las cosas y a los hombres, y que está justamente en la poesáa. Hasta me empeño en no creer que no existan los dioses o que hayan muerto. Es un anacronismo, por supuesto, pero tal vez un anacronismo necesario, en esta hora, para la poesía. Siempre me ha acompañado la convicción de que lo sagrado, lo que Lezama Lima llama sobrenaturaleza, no puede negarse impunemente. Sólo que no es cosa del otro mundo. Son esas fuerzas que uno encuentra por todas partes: en un árbol, en un pájaro, en un niño. Hasta en los picaros y tahúres y matones que ahora nos acorralan. Tales dijo hace ya siglos que todo está lleno de diosecitos… o de demonios. Yo quisiera, si fuera posible, ser su discípulo en esa especie de politeísmo, o polidemonismo, o pandemonismo».
I
los hombres se echan a las callespara celebrar la llegada de la nocheun son de flauta entra delgado en el oídoy otra vez son las plazas lugares de fiestadonde las niñas que cruzan con la espalda desnudalas miradas de los cajeros adolescentesrepiten los movimientos de un antiguo bailesagrado y en la algarabía
de los vendedores de frutaolvidados dioses hablan
Grammatici certantEl nosotroslo saben los gramáticoses un curioso pronombreQuiere decir tú y yosin ély también él y yosin tiy también él y yocontigo y contra el restoEn todo caso excluye siempre a alguiende la otra los otros que nosotros
Hay gentes que
llegan pisando duroHay gentes que llegan pisando duro
que gritan y ordenan
que se sienten en este mundo como en su casaGentes que todo lo consideran suyo
que quiebran y arrancan
que ni siquiera agradecen el aireY no les duele un hueso no dudan
ni sienten un temor van erguidos
y hasta se tutean con la muerte
Yo no sé francamente cómo hacen
cómo no entiendenIX
vagó toda la noche por calles desiertas
maldiciendoalguien lo llamó por un nombre que no era el suyo
pero sabía que era a él a quien llamaban
José Manuel Arango Pérez (Carmen de Viboral, 1937 – Medellín, 2002) fue poeta, traductor y ensayista, profesor de Lógica Simbólica durante varios decenios en la Universidad de Antioquia. En los años 60 residió en Estados Unidos, donde obtuvo su maestría en Filosofía y Literatura y conoció los principales movimientos poéticos contestatarios de ese momento: beatniks, imagismo y la contracultura hippie. Sin embargo, su poesía buscó raíces más hondas, desde la tradición clásica e hispanoamericana, pasando por la mejor poética anglosajona e incluso del lejano Oriente. Escritores como Walt Whitman, Emily Dickinson, William Carlos Williams, Ezra Pound y Denise Levertov tuvieron siempre en su obra una profunda ascendencia espiritual y estilística.
Fundó, junto a otros intelectuales, revistas de gran prestigio: “Acuarimántima” (1973-1982) y “DesHora” (1996-2002), y participó en el Consejo de Redacción de “Poesía” (1986-1989). En 1988 recibió el Premio Nacional de Poesía, otorgado por la Universidad de Antioquia como reconocimiento a su trabajo literario, y en 1997 el Premio a las Artes y las Letras de la Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia. Publicó “Este lugar de la noche” (1973), “Signos” (1978), “Cantiga” (1987), “Poemas escogidos” (1988), “Poemas” (1991), “La sombra de la mano en el muro” (1992), “Tres poetas norteamericanos” (traducciones de Whitman, Dickinson y Williams, 1993), “En mi flor me he escondido” (traducción de Emily Dickinson, 1994), “Montañas” (1995), “Poemas reunidos” (1997) y “La tierra de nadie del sueño” (póstumo, 2002). Casi toda su obra se compone de poemas cortos que recogen, de un lado, un enorme acervo cultural, y de otro, una sensibilidad que se expresa en monólogos y en alusiones herméticas.
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