Es mejor un mal hotel que un buen hogar.
Carlos Mayolo.
Mayolo siempre quiso alojarse en cualquier hotel antes que aceptar las invitaciones de familiares o amigos
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!Un hogar sin familia| !Eso no hay con qué comprarlo!
Mario Arango Jaramillo
Mario prefiere la soledad y tranquilidad de su biblioteca antes que el molesto ruido cotidiano de la casa.
Prefiero el diálogo: la conversación es una buena cualidad en un hombre. El primer ajedrecista del mundo no es más que el primer ajedrecista del mundo, no hay que suponer que sea especialmente brillante en otras cosas. Es como aquel peón triguero que conocía mi padre: mataba pumas, pero lo único que sabía hacer. Hay una frase de Bernard Shaw sobre un profesor que había escrito el más extenso y documentado libro sobre él: ”El doctor fulano de tal lo sabe todo, pero es lo único que sabe».
… yo entiendo mejor a las otras cuatro quintas partes de científicos a los que su diario trabajo sumerge en dudas y vacilaciones respecto a las ideas propagadas por las religiones sobre el ser supremo que habría creado todas aquellas constelaciones y todo lo que existe. Porque qué pequeñitos resultan los dioses que los seres humanos adoran o han adorado enfrentados a este abrumador espectáculo milyunanochesco de billones de billones de estrellas sembradas a lo largo de un espacio sin fronteras, gravitando y sosteniéndose mutuamente, arrojando luz o recibiéndola, y qué pobres las explicaciones de las religiones inventadas para estas inexplicables preguntas: ¿cómo fue posible todo esto? ¿Pudo ser puro azar, conjunciones y constituciones misteriosas como casualidades, las que, de pronto, en ese universo helado hicieron brotar la vida, aquí, en ese planetita sin luz propia que es el nuestro? ¿Es más o menos convincente que fuera no el azar sino un ser superior, dotado de infinita sabiduría, el que, tal vez aburrido de su eterna soledad, creara esta maravilla tenebrosa que es la historia humana? Las mejores respuestas —las más bellas e imaginativas— a estas preguntas, posiblemente no estén en las estrellas ni en la religión, sino en la literatura.
Mario Vargas Llosa