!Padre eterno, Hijo Unigénito, Espíritu Santo Paráclito, dignaos descender a esta cloaca de iniquidades!

Carlos Bueno

1 marzo, 2024

Tulio Bayer XIII

 

 

Quiero pronunciar mi sentencia. Condeno al cristianismo, formulo contra la Iglesia la más terrible de las acusaciones que haya lanzado fiscal alguno. Es la mayor corrupción que pueda imaginarse; en ella palpita la voluntad de la máxima corrupción imaginable. La Iglesia cristiana no ha economizado la corrupción en ningún sitio. De cada valor ha hecho un sin valor. De cada verdad, una mentira; de cada integridad, una vileza. ¡Qué se atrevan a hablarme todavía de sus beneficios humanitarios! Suprimir una miseria era contrario a su comercio; vive de miserias y ha creado miserias para eternizarse. El gusano del pecado, por ejemplo, es una miseria con que la Iglesia ha enriquecido a la humanidad. “La igualdad de las almas ante Dios”, esa mentira, ese pretexto para los rencores más bajos, ese explosivo de la idea que acabó por tornarse Revolución, idea moderna, principio de degeneración de todo el orden social; esa es la dinamita cristiana. ¡Beneficios humanitarios! Hacer de la humanidad una eterna paradoja, una vergüenza, una aversión, un desprecio hacia todos los instintos buenos y rectos. Para mí, estas son las bendiciones del cristianismo. El parasitismo única práctica de la Iglesia, bebiendo con su ideal de anemia y de santidad, la sangre, el amor, la esperanza de la vida: el más allá, negación de toda realidad; la cruz, contraseña para la más sombría conspiración que ha habido jamás, conspiración contra la salud, la belleza, la rectitud, la bravura, el ingenio, la hermosura del alma, contra la vida misma.

   ¡Ah, si pudiera fijar en todos los muros esta acusación eterna contra el cristianismo, pegarla donde quiera que haya una pared. Llamo al cristianismo la única gran calamidad, la única gran perversión interior, el único gran instinto de odio para el cual no existen medios demasiado venenosos, demasiado ruines!. Lo llamo la única, la inmortal deshonra de la humanidad.

   Y pensar que medidos el tiempo empezando a contar desde el día fatal en que empieza destino tan degradante: desde el primer día del cristianismo. ¿Por qué no ha de medirse a contar desde su último día? Desde hoy mismo, por ejemplo. ! Transmutación de todos los valores!

Federico Nietzsche. El Anticristo.

 

 

San Bar, Vestal y Contratista - Tulio Bayer

 

San BAR, vestal y contratista

 

Y llegamos a su ajuste de cuentas final: con el Obispo: San BAR, vestal y contratista, abstruso título que para Bayer era claro: BAR (Baltasar Álvarez Restrepo) era un santo, convertido en educador de juventudes por obra y gracia de un Concordato, a cambio de un collar y por la constelación de hechos históricos que hacen de Colombia un país medieval, pese a la engañosa apariencia de desarrollo tecnológico. Es un estudio psicoanalítico que publicó por varias razones: Porque cree que este libro sienta las bases del origen católico de la violencia y del estalinismo. Porque este tipo de periodismo como historia del presente, es preciso despertarlo en las nuevas generaciones. Porque hay que desacralizar las nuevas nociones de santidad, del mismo modo que es preciso desacralizar la profesión de General: Asesino graduado. Porque antes de acceder al conocimiento por la ciencia es preciso saber si somos o no católicos. Y porque ahora nos estamos muriendo los Papas.

Monseñor Baltasar Alvarez Restrepo

Baltazar Álvarez Restrepo –BAR-

Y en el libro da cuenta de cinco años de padecimientos bajo la férula de monseñor Baltasar Álvarez Restrepo –BAR- en el Colegio. Y aunque no lo quería le salió un documentado panfleto anticlerical en el cual Tulio Bayer es un monstruo y el Obispo, otro. Un estudio sobre las ideas que influyeron en él hasta obtener contra la voluntad de BAR, su diploma de bachiller: Para comprender que nuestra infancia y nuestra adolescencia allá fue una experiencia anormal, dolorosa, absurda y completamente innecesaria, que como simples seres humanos tenemos el deber de denunciar con miras a que no se repita. Como revolucionario, se consideraba fundamentalmente anticlerical. Y aunque considera que este anticlericalismo está superado en gran parte en Francia, es perfectamente vigente en Latinoamérica. En Europa ya no es necesario ser anticlerical. Allá en Colombia sí.

Para gran número de intelectuales franceses, Dios está realmente muerto. Si escriben libros en los que mencionan a Dios como concepto filosófico, están jugando con la gran carroña. En Colombia todo está nutrido por el catecismo de Astete. En Francia ya no hay Obispos ni curas por el estilo de BAR. Para comenzar, les cortaron las cabezas a algunos Obispos. Y después, los Obispos y los curas de ahora jamás dicen tan protuberantes tonterías como las que dice BAR. Hay que mostrarle a la gente que los Obispos son hombres, pese a las apariencias en contrario, y hay que humanizarlos ante los creyentes ya que no podemos llamarlos a juicio ante un tribunal revolucionario, entre otras cosas porque muchos revolucionarios tienen sus dudas sobre la muerte de Dios.

Francia no es Colombia. Colombia es, en cambio, mucho España, estando España mucho más avanzada ideológicamente. Aunque parezca agresivo, Portugal es más o menos Colombia. El mayor enemigo de la revolución en Colombia es el señor Obispo. Y detrás está la Virgen de Fátima.

MONSEÑOR JUAN MANUEL GONZÁLEZ ARBELÁEZ: MONSEÑOR JUAN MANUEL GONZÁLEZ ARBELÁEZ

Juan Manuel González

“Es curioso, en los papeles que usted tuvo a bien remitirme, vino un discurso del difunto Guillermo León Valencia, en el que dice: “Y la violencia está ya casi desaparecida en el país, y el templo se levantará −Juan Manuel González le había dicho que en Colombia no cederá la violencia sino cuando le hayamos levantado un templo a nuestra Señora de Fátima− en el parque de los Mártires, frente al templo del Voto Nacional, porque si éste fue levantado allí para celebrar la pacificación del país después de las guerras civiles del siglo XIX, es justo que frente a este templo se encuentre el del nuevo voto nacional a Nuestra Señora de Fátima, y en el centro irá una placa de mármol, en la cual conste que fue monseñor González el autor de la feliz y redentora iniciativa.

“Ignoro si Valencia hizo levantar ese templo. Pero usted podrá ver que el integrismo, que yo jamás había oído mencionar en Colombia, ha estado en los estratos de Presidente y Arzobispo. Y por el lado liberal, es Carlitos Lleras el que llama al hombre de negocios Pablo VI, para besarle el anillo, regalarle unas cuantas esmeraldas y procurar que acalle la revuelta del bajo clero representada por Camilo Torres. Si un país llega a estos extremos, inconcebibles en Francia, en donde para comenzar el propio De Gaulle no hubiese permitido una virgen portuguesa que le hiciera competencia a la de Lourdes y estaba muy lejos de creer que la violencia cede con una estatua, creo que dará la razón sobre un país esencialmente medieval, en el que un presidente que se decía liberal y ateo, no vacila en llamar al Papa”. Amén. (A Carlos Bueno, París, 1977).

Un epígrafe apunta al objetivo del libro, extraído de la obra monumental de Jean Paul Sartre: Saint Genet, comédien et martyr:

 

            “Unas veces, la sociedad  justifica sus privilegios por la excelencia de su cultura y de su buen gusto, es decir, por su aptitud de conservar: contra las democracias del Este, la sociedad se pretende guardiana de los valores occidentales; otras veces, para responder a las exigencias de las clases oprimidas, la sociedad acepta fundar  la propiedad sobre el trabajo, pero a la concepción cuantitativa de los marxistas opone una teoría cualitativa: la sociedad tiene derecho a poseer más, dado que la calidad de su trabajo es superior. No obstante, la religión subsiste con sus ritos envejecidos que adapta más o menos al nuevo estado de cosas.

“Todo está enredado; la Iglesia católica canoniza todavía, pero lánguidamente; sus fieles mismos tienen el sentimiento oscuro de que los santos pertenecen al pasado. Actualmente para asegurarse un derecho de ciudadanía en la sociedad que se anuncia, la Iglesia ha comenzado a estudiar nuevas formaciones y lanza hacia las fábricas, la caballería ligera de los sacerdotes obreros. Yo pienso, con muchos otros, que es preciso abreviar las convulsiones de un mundo que muere, ayudar al nacimiento de una comunidad de producción y tratar de elaborar, con los trabajadores y los militantes, la tabla de los valores nuevos. Por ello, la Santidad me repugna, con sus sofismas, su retórica y su delectación morosa. La santidad no sirve hoy sino para ayudar a los hombres de mala fe a razonar falsamente”. (p. 230)

 

Esta fue su última obra. Virulenta, apasionada. Con pasajes que recrean su infancia, la de todos los niños de su región, del país.

San Bar, Vestal y Contratista - Tulio Bayer

“Acudimos al colegio temerosos de Dios y nostálgicos de la vida hogareña, desarraigados del hogar y sedientos de absoluto, pero también niños que encuentran en el internado un escape a la vida hogareña, una forma de independencia, para los que son mucho menos inclinados a la especulación filosófica, menos angelicales, que han vivido ya la vida municipal, desde el burdel y la riña de gallos hasta la venganza política y el crimen pasional, que están empapados de la noción machista que preside la vida de los pueblos de tierra caliente en pleno despertar:

“Se puede decir que el Colegio llega a la Edad media sonsoneña cargado de leyendas sobre tesoros ocultos y las guacas, sobre las apariciones  de la Virgen y los recorridos nocturnos de las almas del purgatorio, que traen en el baúl, perteneciente a un bisabuelo un ramo de palma bendita para quemar durante las tempestades y en el bolsillo una navaja para cortarse las uñas, y llegado el caso, para defenderse, hasta que sean grandes y puedan comprar o heredar un revólver. Los caracteriza el respeto a los mayores y la propensión a adular a los poderosos: Y llegan del Quindío y de Risaralda, un opulento contingente de niños menos crédulos, ya prevenidos de que tendrán que soportar unas cuantas misas y unos cuantos torrentes de palabra divina para disfrutar del buen clima de Manizales y de enseñanzas que no se pueden comprar en sus pueblos de origen. Los caracteriza la ostentación de la riqueza.

“El occidente de Caldas con olor a Pachulí y a pólvora, se refriega, se une con la tribu olorosa a incienso y a esperma del norte de Caldas. Procesiones de alumnos de tierra fría que saben fingirse penitentes y jauría de muchachos ávidos de conocimientos que ya saben ser indispensables en la lucha por la vida, los que vienen a estudiar porque así conseguirán plata algún día y los que ya tienen plata y por ello vienen a estudiar, los creyentes hijos de conservadores que contabilizamos los malos pensamientos y rezamos un padrenuestro por cada masturbación y los creyentes hijos de liberales que no llevan la contabilidad, pero también los que comulgan sin confesarse; los que ya fuman y los que nunca hemos fumado; los que creen todavía en pajaritas preñadas y los que no solamente conocen el almendrón sino que ya han comido la fruta; los que nunca usan piyama porque los machos duermen en calzoncillos.

“Los dos centenares de internos de este primer contingente reflejan todos los mitos y modalidades municipales y hogareños. Bárbaros y decadentes, aristócratas y plebeyos, hunos, visigodos, ostrogodos, hugonotes, cátaros, güelfos, gibelinos, saduceos, maniqueos, fetichistas, sentimentales, duros, el abigarrado conjunto de los internos es tan heterogéneo como la selva de pupitres que BAR  hizo traer de todos los pueblos. Solamente a un psicólogo y a un pedagogo tan eminente como BAR, muy ocupado en menesteres políticos y financieros, se le ocurre decir al final de sus días que todos los estudiantes traían una educación familiar, cristiana y piadosa”.

 

Fue un arreglo de cuentas. Ya  estaba harto de muchas cosas y de muchos ismos y su última satisfacción verdadera fue enviarle un ejemplar a ese baboso monstruo de BAR que expulsó la felicidad de mi infancia y de mi adolescencia.

En carta enviada desde París, el 22 de enero de 1977, a Carlos Bueno Osorio, mientras se recopilaba la documentación final para este libro, decía Bayer que BAR no ha cambiado:

 

“Ya alguien dijo que los obispos no envejecían, porque el mismo sermón aprendido a los 18 años lo repiten hasta los 70. Así en la grabación aparece un repetidor de su autobiografía laudatoria, que va desde monaguillo hasta obispo, girando alrededor del 29 de junio: ordenación sacerdotal, consagración como obispo, y sobre sus obras. E intercambia observaciones más o menos señoreras, anécdotas graciosas para auditorio de beatas, en las que no hay ningún asidero sino para corroborar su pobreza intelectual.

“Los dos ejemplares públicos de esta familia. Esto es BAR y el ministro Antonio, se han caracterizado por decir tonterías o cosas triviales con una entonación mayestática. Esta unción, al nivel de gusano, se aprecia muy bien en la entrevista. Y hay otras respuestas que permiten un análisis psicoanalítico y de otro orden, como la de las rosas y de las flores que no se comen, ni sirven para nada. Pero…  lo que no se come ni sirve para nada, no son estos órganos sexuales de las plantas, que además de ser indispensables para la vida en el planeta también se comen, sino los obispos. Una vasta audiencia colombiana cree lo contrario, e incluso se ha tragado el anzuelo de las obras.

“BAR, no ha escrito una obra literaria, teológica, política, pedagógica−, pero ha construido colegios, orfanatos y toda la retahíla que embutió. Desde hace algunos años se habla mucho del gulag. Del gulag soviético, obra del padrecito Stalin. La verdad es que la violencia física y moral como instrumento de gobierno arranca del Levítico, de Jehová, y la herencia pasa toda entera a la iglesia católica con la Inquisición, san Bartolomé, las Cruzadas, el nazismo con su protector Pío XII. Stalin no es el inventor del gulag, lo hizo copiándolo, ya que era seminarista de Georgia, de un seminario de Tiflis que se asemeja muchísimo a uno colombiano. Y ello no para defender a Stalin, sino para mostrar la identidad de los métodos y la paternidad

“Mi gulag es casi inexplicable y sin embargo completamente verídico. No es una novela de experiencias estudiantiles, que a mi juicio ya está muy bien escrita por un peruano Vargas Llosa en La ciudad y los perros. Tampoco deseo hacer una especie de panfleto novelado como La Religiosa de Diderot.

“Lo que me intriga es saber por qué fue posible que BAR estableciera un régimen dictatorial, una satrapía, de la que fueron víctimas numerosos y brillantes alumnos que fueron expulsados solemnemente. Yo cursé la primaria con los hermanos maristas como alumno brillante. Mi padre compró una finca en Aranzazu, y estuve seis meses sin estudiar, etapa forestal y eglógica en la que no cesé de leer, pues mi padre, aunque conservador y católico, era liberal por éste y por otros aspectos”.

La Academia de Historia Eclesiástica de Pereira celebra su segundo aniversario - El Diario

Baltazar Álvarez Restrepo –BAR-

En1936 abrieron en Aranzazu un colegio, Pío XI. Allí recibieron una gran cantidad de varones, unos viejos, algunos de los cuales eran todo músculo y gonorrea, que solamente habían cursado, años atrás, la escuela pública de Aranzazu. Así pues, Bayer fue admitido en primer año por la mañana, y dada sui sabiduría paso por la tarde a segundo de bachillerato. Lo aprobó en el primer lugar de la clase, lo cual no era sino un mérito relativo, puesto que se debía en gran parte al contraste con gran cantidad de ignorantes. Al terminar ese año, todos los púlpitos de Caldas −por orden del obispo González Arbeláez− hicieron la gran propaganda del Colegio de Nuestra Señora, que abría un internado. El Pío XI desapareció y los que pudieron acudieron al CNS, tal como lo hicieron un gran número de caldenses en idénticas condiciones de atraso escolar. Este ganado fue el que recibió BAR en el CNS.

Tiberio de Jesús Salazar y Herrera - Wikipedia, la enciclopedia libre

Tiberio Salazar Herrera

Los padres de Tulio estaban muy vinculados con BAR y su familia, puesto que sus padres y sus abuelos −a excepción del coronel Bayer que vino de Riosucio−, son de Sonsón. Así que se presentó al CNS con su padre y con Luis Jaramillo Restrepo, primo de BAR y primo de su padre. El obispo Salazar y Herrera, protector de BAR, era amigo de su familia. Y en el momento de la matrícula, con apoyo de Luis, su padre solicitó media beca. Esto causó gran disgusto a BAR, que acabó por concederla, dado el padrinazgo ineludible. Y de paso, Luis, que acabó por ser millonario, negociaba con lotes en Manizales. Uno de esos lotes, en donde está situado el Colegio estaba prácticamente insertado en un barrio de tolerancia. Así que al regalar el lote para hacer el Colegio pasó a la historia y encontró el apoyo eclesiástico para ir sacando las puticas y sanear el barrio. Sin templo en construcción, sin construcción de por medio, la obra civilizadora y pedagógica de la Santa Madre Iglesia no existiría.

Acto seguido, BAR se ranchó en no admitirle en el segundo año hecho en Aranzazu y su padre y Luis cedieron, en el sentido de que repetiría. Pero una vez salido su padre, se enteró de que los compañeros grandes habían entrado a tercero. Reclamó, y ello fue su primer choque con BAR. Esa misma noche, delante de todos, exigió al camarero que les servía que su ración sería la mitad, puesto que no pagaba sino media beca.

Cursó con BAR ese año una materia que no estaba en el pénsum oficial, Historia eclesiástica. BAR lo humilló todo lo que pudo siempre que tuvo oportunidad de hacerlo, obligándolo a recoger la basura en un salón para que pagara en parte lo que le debía al colegio. En cambio, Historia eclesiástica la ganó, mes a mes, con cinco. Sin embargo, al finalizar el año, BAR, que iba poco a clase, se presentó para preguntar quiénes estaban excluidos de examen final. Levantó la mano. Usted, señor Bayer, se presenta al examen final.

 

Tuve apenas tiempo de escribir el cuestionario cuando ya BAR llegó iracundo, enrojeciendo, y gritó: Anulado este examen por fraude. Y escribió rabiosamente en las hojas: Anulado por fraude. Calificación: cero. En efecto, queda difícil acusar de fraude a alguien que sólo necesitaba sacar uno para aprobar. Y que incluso estaba eximido de la prueba. Y, estaba el reglamento. Pero el reglamento del Colegio nunca se conoció. Se publicaban algunos artículos en el Prospecto. Y de vez en cuando ad usum delphini, proclamaban un nuevo artículo desde la cátedra sagrada que presidía el salón de estudio.

“Mi padre se sorprendió con esta historia inexplicable. Gané con cinco la Historia Eclesiástica con otro cura, igualmente sorprendido por esta jugarreta de BAR. Y si me hubiese tocado presentar el examen con BAR posiblemente me habría eliminado”.

Al año tercero lo expulsaron a causa de un desorden en el dormitorio ocasionado por un temblor de tierra, el 9 de abril de 1938. Verídico. Estuvieron a punto de perecer tratando de salir por una escalera medio podrida que conducía a las catacumbas o depósito del almacén, en donde dormían, y  rompió los vidrios que daban paso a la calle y encontró una vía más rápida y más segura para salir del peligro. Año cuarto. BAR se acuerda de pronto de Tulio, ya casi a finales del año. No tenía tropiezos en las materias, y ese año iba a entrar en la famosa Rifa de la medalla de Oro, única distinción que concede el plantel.

Creó entonces, siguiendo probablemente el ejemplo de Vichy  −Petain estaba entonces en la Francia ocupada, y la copia de los seminarios de Francia, estilo San Sulpicio, es evidente−, una nueva calificación indispensable para entrar en la rifa: Colaboración. Tuvo dos en colaboración, retrospectivamente, y por todo el año. No entró en la famosa rifa, que no era rifa sino una adjudicación mediando finanzas con personajes, comerciantes ricos del Quindío caldense con los que BAR comenzaba a coquetear.

Colegio Mayor de Nuestra Señora

En quinto año, Bayer fue expulsado, esta vez sin estar en el colegio. Estando en la finca, en vacaciones, su padre recibió una carta de BAR en la que decía que no podría ingresar al Colegio puesto que había sido descubierta una falta grave, cometida por él y por otros compañeros, que se habían fugado hacia las casas vecinas, esto es, a los prostíbulos. Esta afirmación no pudo ser sostenida ni con testimonios ni con nada, frente a su padre. Y gracias, otra vez a Luis Jaramillo, y a otros profesores, BAR tuvo que admitir que entrara a sexto año. Pero puso una condición, lo haría externo. Y le notificó a su padre un artículo del reglamento: Ningún alumno podía ser externo sino vivía en una casa de familia. Así que… su padre se vino para Manizales, con grandes sacrificios y se instalaron en la Pensión Latina. Todo iba bien… hasta mediados del año, época en la que cayó enfermo el profesor de francés, don Tiberio Jaramillo, excelente, modesto y verdadero pedagogo y mártir de la educación, con el cual había siempre obtenido la máxima calificación.

BAR se presentó a la clase y dijo que él iba a ser el profesor de francés. Al mes siguiente, dos. Y así sucesivamente: Los doses de BAR se iban mezclando peligrosamente en el promedio con los cincos que había obtenido con don Tiberio, y  le anunció a su padre que no iba a sacar bachillerato por francés. Su padre habló con BAR: Respondió que los exámenes eran muy malos.

Era un hecho escandaloso porque la verdad es que todo el curso sabía que Bayer presentaba buenos exámenes y que estos, sin calificar, estaban en una vitrina de la rectoría. Su padre acabó por admitir que era necesario apoderarse del cuerpo del delito para presentarlo a los Inspectores nacionales de educación que por entonces venían a aprobar o no, los colegios privados. Pero se oponía a cometer un delito. Se necesitaba pues un milagro. Y su madre inició novenas y lo hizo rezar innumerables oraciones. Lo dramático de esta situación es que BAR calificaba con cinco al resto de la clase, más de uno llenaba las hojas con cualquier tontería, y nadie estaba interesado en el pueblo en la revisión de tales exámenes. Y lo peor es que por la época, y en su caso, no sacar bachillerato equivalía a una deshonra pública:

 

Así las cosas, yo le ofrecí mi alma al diablo, a condición de que BAR no me jodiera, posiblemente influenciado por el Fausto de Goethe. Y… dos meses después antes del dos fatal, Roberto Jaramillo Henao, hoy médico, pariente mío y posiblemente de BAR, de Sonsón, me contó confidencialmente que él ya tenía el diploma de bachiller, e incluso el certificado del primer año de instrucción militar que hacíamos por entonces. Y que no quería irse a trabajar a Bogotá en un almacén de Juan Álvarez Restrepo, hermano de BAR, sin que se hiciera la elección de quien debería llevar la palabra en nombre de los compañeros en el Acto de clausura, que era transmitido por radio a todo el departamento, solemnísimo..

“Yo pensé que si ganaba esa elección, al menos el honor estaba salvado. Voté por mí. Ocurrió que todos votaron por mí. Hubo una breve discusión sobre este voto, pero algunos saltaron en mi favor, diciendo que eso indicaba simplemente que yo también creía ser el más adecuado, otros, los más antiguos me apoyaron porque sabían mi problema. Luego vinieron mis palabras de agradecimiento y los grandes aplausos”.

 

Estos atrajeron a BAR. Enterado del asunto, comenzó un discurso violento, diciendo que en un  colegio confesional era atribución del rector la aceptación de estas elecciones. Y que él se oponía a  su elección, porque era un caso raro de patología mental, un ser oscuro y sinuoso, alguien en que él no podía ver, como en todos los demás, la claridad, la buena fe, la decencia, en suma El Espíritu de Colegio. A la argumentación canónica y a los insultos añadió un párrafo sobre su orgullo satánico   de haber votado por él mismo, su indecencia. En fin, dio un candidato, que ganó por mayoría. Hubo un voto por Bayer: el de Tulio. Y… la clase continúa, jovencitos. En medio de cierta inhibición colectiva, pues su discurso había sido inesperado y violento,  levantó la mano para continuar la clase, traduciendo. Tradujo una palabra, lorgnette, por anteojos  o gafas, BAR vaciló, se dio cuenta de que no tenía su diccionario, y pidió a alguien que quisiera  ir a traérselo a la rectoría: Yo levanté la mano. Con mi manojo de llaves, el milagro estaba hecho.

 

Vacié la vitrina de los exámenes sin corregir, los escondí en un inodoro y me presenté a la clase, que ya terminaba, con el diccionario. Me sentía ayudado por el diablo. Mi padre tuvo entre sus manos el cuerpo del delito, sin efracción, y se presentó a BAR con un abogado. Yo obtuve dos cincos que me faltaban y saqué el bachillerato en Nuestra Señora. No acaba aquí la historia. El único bachiller que fue calificado con conducta buena en el Colegio, soy yo. El resto fue calificado con muy buena. La orden del Secretario fue poner mala, pero era una contradicción”.

Monseñor Baltasar Alvarez Restrepo

BAR

BAR fue un hombre extraordinariamente ignorante, que puesto ante la miseria desde su infancia, en una sociedad en la que el ser es el tener, se apuntó a la carta de tener. Y fue solamente un comerciante, camuflado en trapos litúrgicos. Ser un comerciante no es un delito. Pero aprovechar la religión y la fe de los creyentes para martirizar a gran número de familias, es algo que debe denunciarse alguna vez, en un país como Colombia, tan saturado de la literatura dogmática, apologética, laudatoria y babosa que hace a nuestros personajes…Su misticismo se traduce en una actitud de “tante-fille”, vale decir de homosexualismo en el sentido de ser poseído por sus superiores, primero Salazar y Herrera, después González Arbeláez.

Curiosamente, a Germán Orozco, uno de los más brillantes ejemplares humanos que Bayer conoció, lo expulsó solemnemente del colegio. Esto equivalía en la época a una hoguera. No podía estudiar en ningún otro colegio. La causa: Germán le dijo a Alonso Lema que estaba enmozado con BAR, cosa escandalosa en la época. Pero que no debió ser castigada con semejante sevicia, tanto más que el hecho no fue público. Germán murió como contrabandista en Panamá, dos años después, y en las sermoníadas de los Primeros Viernes del mes, BAR lo trajo como ejemplo de castigo de Dios. Un muchacho de Neira, expulsado solemnemente también, se suicidó un mes después ante la magnitud de su tragedia.

Al lado de las innumerables víctimas, estaban los favoritos. Ellos no tenían reglamento y eran los agentes de la delación. El régimen era policivo. Favoritismo con los sonsoneños, hasta el punto de hacerles sacar el bachillerato e incluso el año de instrucción militar antes de terminar el año. Favoritismo con ciertos muchachos bonitos, hijos generalmente de viudas  −especie de reflejo de BAR de odio contra el padre e identificación con la madre varonil, hasta el punto de que Mario Medina, su secretario, un efebo realmente muy bonito, cursó todos sus estudios sin salir casi de la rectoría.

En BAR se observa un cierto aire, una cierta cosa de vestal. De antinatural. No es ni masculino ni femenino.

Livre Religieux Broché

Ya en el preámbulo del libro encontramos un sentido y una confesión: Dejó de creer en Dios en un momento iluminado y gozoso, al cerrar un texto de biología cuando cursaba su primer año de medicina. Esta desconversión cierra su periodo teológico, su periodo azul. Los dogmas, las devociones y los Obispos quedaron atrás, como la placenta o los dientes de leche. Supo después que BAR había sido nombrado primer obispo de Pereira: Pero ni él, ni la educación privada, ni el fenómeno del obispo o de los creyentes hicieron parte de sus reflexiones de materialista. Al comienzo de su exilio en Francia leyó por primera vez La Religiosa de Diderot, libro naturalmente prohibido durante su bachillerato y calificado de anticlerical. Lo sorprendió hallar en ese libro anticuado un eco de su propio pasado, una sensación de ya vivido, un ambiente de terror y de hipocresía que correspondía por muchos aspectos a su internado en el Colegio.

Así, BAR había logrado reproducir dos siglos después con un modelo anticuado una situación aberrante en plena República liberal colombiana. Escuchando y releyendo el lenguaje bobalicón y coqueto del anciano Príncipe de la Iglesia que fue en un tiempo su verdugo, llegó a darse cuenta que no se trata de un simple ajuste de cuentas de un estudiante perseguido con un Rector perseguidor. Lo fundamental es haber establecido que su testimonio es el único que contradice una imagen beatífica de BAR, que alguno de sus biógrafos describe como  la estampa ejemplar y maravillosa, y el tribunal de la historia o lo que sea, tendrá que decidir si frente al caso nos hallamos en presencia de un falso quinto evangelio, el de Tulio, o por el contrario, ante un singular fenómeno colectivo de estulticia, de mala fe o de amnesia…

La Religiosa. Denis Diderot. 1760. Francia – Paraísos Artificiales

Reduciendo el asunto a una anécdota, BAR es un obispo suramericano insignificante que puede definirse como un monaguillo de Sonsón que llegó a ser obispo y que consiguió plata. Y yo soy un simple médico de Riosucio que fracasó en las guerrillas y que escribe de vez en cuando contra los poderosos. Ninguno de los dos seremos citados por la Enciclopedia Británica.

Es un testimonio de la más abominable y la menos publicada de las violencias: la violencia sacerdotal ejercida contra los niños de familias pobres y creyentes. BAR es un personaje eminentemente representativo de la teocracia colombiana, que precisamente por encarnar el dogmatismo en su manifestación más prístina, la reacción en su estado más puro, la explotación en su aspecto más transparente, la ignorancia en su expresión más candorosa, la violencia en su forma más taimada, hará posible explicar los principales aspectos de una moral inhumana.

El Sonsón de principios del siglo XX, una población fría, aislada, sin otras vías de comunicación que los caminos de herradura, en la que viven hidalgos empobrecidos y orgullosos, en torno a una catedral en construcción. Los que no son hidalgos son labriegos y el personaje central es el cura del pueblo. Todos los niños famélicos tienen conciencia de que las monedas sólo caen en el plato de la ofrenda y en los cajones de los tenderos. Sólo hay dos caminos evidentes para escapar a la miseria: el sacerdocio o el comercio. Si ello explica la abundancia de vocaciones sacerdotales en todas las regiones de la tierra en las que existen todavía sociedades cerradas, misoneístas, rurales, al margen de la sociedad industrial, no explica en cambio el complejo caso de BAR… su vocación no es la de muchos curas de misa y olla que comenzaron por completar las magras raciones de sus hogares con algunas monedas de las limosnas o con las sobras de la mesa del cura en sus tiempos de monaguillo y que abrazaron la carrera sacerdotal como el medio más seguro de subsistencia. Para BAR el sacerdocio fue la única salida de una situación existencial, su manera de ser, él tiene precozmente conciencia de su singularidad… y hace un descubrimiento fundamental: ser el depositario de esta gracia original lo absuelve ante los otros de toda culpa. Lo que BAR espera de otros, vale más que lo que él piensa de sí mismo:

Sonson | Antioquia Colombia ©MauricioAgudelo 2011. All right… | Flickr

Sonsón-Antioquia

“Es la prioridad del objeto sobre el sujeto. Este es el comienzo de la elaboración de su primer dogma del absoluto, la accesit, ni mucho menos la ruptura del dogma de la sagrada forma. BAR jamás profundizará en el por qué de los fenómenos y de las cosas sino en el cómo. Hijo de costurera., amará siempre el detalle aislado por vistoso, el adorno que da la apariencia de la perfección.  Su misticismo es de fachada. No será la búsqueda de lo absoluto, la accesit, ni mucho menos la ruptura con el mundo exterior a fin de confundirse con Dios, el éxtasis, sino todo lo contrario: un arte de guardar las apariencias, el aprendizaje de una doctrina, de una creencia que reposa en el sentimiento y en la intuición, mucho más que en la observación y en el razonamiento, unas cuantas normas de conducta práctica, de recato, de pudor, de devoción, de dignidad, una educación sentimental para señoritas pobres pero de buena familia. 

“Mientras los niños juegan en el arroyo, hacen travesuras, se preguntan si es el Niño Dios el que trae los regalos de Navidad y si es o no la cigüeña la que trae los niños al  mundo, el niño BAR ayuda a su madre, la escucha, reza. Toda su vida interior es colonizada para siempre por esta madre devota que se inmola por el orden establecido y por la subsistencia de sus hijos sucesivos. BAR no tendrá inquietudes metafísicas, no buscará jamás a Dios, no estará inclinado en ningún momento a la reflexión filosófica ni a la observación de la naturaleza. Su madre llenó no solamente la soledad de su infancia sino que lo dotó de todo su bagaje filosófico y teológico, cultural y político y de una aversión por todo lo que se apartara de estas enseñanzas.

“Esta educación femenina y sumaria tendrá consecuencias: es por ello que BAR desconfiará de su sexo, de su cuerpo, se ruborizará toda la vida como una colegiala, no se sentirá a gusto en las ropas civiles, sus inquietudes intelectuales serán siempre tan escasas que asombran las trivialidades de sus escritos y más particularmente sus respuestas sobre los acontecimientos que le ha tocado vivir. El niño BAR observará fascinado que su madre puede reparar completamente los errores, las faltas. Basta desbaratar, descoser, volver a coser. El complejo de Edipo de BAR se resuelve con una aguja. BAR descose a su padre y borda su primera fantasmagoría: él es hijo exclusivamente de su madre, del mismo modo que el Niño Jesús. Este origen partenogenético confuso lo vincula una primera vez con la religión. Es su secreto.

“El más grande mal colombiano: la educación confesional que, sin discutir las grandes fallas ni la calidad de la enseñanza propiamente escolar, fue desde un comienzo una estafa. BAR no es sino el agente de una iglesia monarquista absoluta  que hoy se transforma de una monarquía absoluta de derecho divino en una sociedad multinacional perfectamente centralizada”.

MONSEÑOR JUAN MANUEL GONZÁLEZ ARBELÁEZ: MONSEÑOR JUAN MANUEL GONZÁLEZ ARBELÁEZ

Juan Manual González Arbeláez

“No creo en la divinidad de Jesucristo, pero debo confesar que a este personaje vine a conocerlo e incluso a admirarlo como materialista, puesto que jamás se paseó por los claustros del CNS. A nosotros nos catequizaban en exceso, jamás nos evangelizaron. El nudo gordiano de esta catequesis con base en historietas como la del Sagrado Corazón de Jesús y los milagros de Lourdes, consiste precisamente en que el Jesús de Galilea que se puede concebir leyendo los evangelios sería inmediatamente excomulgado por Juan Manual González Arbeláez o BAR, probablemente entregado al brazo secular para condenarlo a presidio o aplicarle la ley de fuga, por liberal y por subversivo, e incluso por sus escándalos con mujeres de vida alegre”.

“Establecer el carácter de enfermos mentales en Juan Manuel González y en BAR no es una tarea fácil tratándose de una vida relatada solamente por biógrafos que son sacerdotes y por ex alumnos que procuran copiar la misma literatura apologética. Son estos neuróticos los que permiten la propagación de fábulas y los que llevan a la Iglesia a aceptar como verdaderas las revelaciones privadas que una enferma dice haber escuchado de Jesucristo.  Y son estos neuróticos, cuando llegan a Obispos en Colombia, los que tienen en sus manos el destino de centenares de seres humanos, los más frágiles y los más indefensos: las mujeres y los niños, sin que el Estado intervenga jamás así sea solamente para circunscribir a la Iglesia con sus conventos, iglesias, y seminarios, el alcance de una neurosis colectiva y de una dictadura religiosa que nada tiene de republicana ni de democrática, ni siquiera de cristiana y mucho menos de científica. Es la dictadura del miedo, una espiritualidad coprófaga basada en el culillo.

“Y es también una espiritualidad irracional. Y… Como tal es habilidosamente explotada por la Iglesia católica y por el Estado. De la neurosis y de la irracionalidad de las masas se pasa fácil y provechosamente a una formidable industria montada en la mentira de la que Fátima constituye la obra maestra. La coprofagia, tan vinculada a la devoción del Corazón de Jesús, lleva hasta sus últimas consecuencias la civilización de la soledad y del individualismo y si bien la lengua enmierdada de Santa María Alacoque repugna inicialmente, en el fondo muchas gentes y en particular el burgués, no sienten asco por sus propios excrementos, que en fin de cuentas simbolizan un producto suyo, creación íntima, abyecta pero suya, que representa para un individuo o para un grupo una valorización social, un reconocimiento de su persona, especie de refugio contra el temor de lo que viene de afuera, muralla de su misoneísmo.

Joseph Goebbels - Wikipedia, la enciclopedia libre

Joseph Goebbels

“La devoción del Corazón de Jesús, por absurda que sea su origen, propagada por verdaderos maniáticos como BAR y como J.M. González, conviene comercialmente a la Iglesia, ya que como toda propaganda irracional, tiene profundas raíces en el inconsciente individual y colectivo. La Santidad no es sino, como lo dice Sartre, la rama mística de la sociedad de consumo. La sabiduría comercial de la Iglesia se anticipa a lo que llamó más tarde el arte de la publicidad, a los estudios de mercadeo, al marketing. Y se anticipa con el mismo principio cínico de Goebbels, el ideólogo de la propaganda nazi: Una mentira, por grande que sea, si se repite acaba por convertirse en verdad. No hay que olvidar que Goebbels fue discípulo de los jesuitas.

“Como pecador JMG no vacila en exhibir de vez en cuando, delante de los seminaristas que le ayudan a vestirse, las huellas del cilicio. E incluso llega a comer mierda delante de su más inmediato colaborador, BAR. Pero Príncipe de la Corte Romana, JMG expresa el ideal de la aristocracia romana y más de la feudal, que no es otro que la afirmación ostentatoria del derecho absoluto sobre la propiedad. El Obispo hace parte de una elite que se asemeja a la de los ladrones en que consume sin producir. Ello explica que para el ladrón como para el santo, una sociedad basada en el trabajo sería aberrante. La santidad es un fenómeno que aparece sobre todo en las sociedades de consumo. Para el santo, el trabajo no vale nada por sí mismo, no es un acto creador. Es solamente la mediación inesencial que la mercancía adopta por sí misma para pasar de la potencia al acto.

“El consumo constituye una unión nupcial, una destrucción ritual del bien terrenal, instantánea en el caso de los alimentos, lenta y progresiva en el caso de los vestidos y de los objetos, que eterniza el objeto destruido, uniéndolo a su esencia, le da su mismidad; al tiempo que lo incorpora simbólicamente a su propietario bajo  el aspecto de una cualidad. El consumo es una unión nupcial para el ladrón y para el santo. Esta destrucción creadora y valorizante es la que suministra el modelo de la moral del Obispo, que consume por la sociedad entera. Tal es el sentido de la conspicous consumption de un economista americano. La aristocracia consume por el pueblo, por todos los trabajadores que no saben consumir y que no tienen el derecho de destruir. Como en los tiempos de Luis XIV, a la muchedumbre se le permite ver comer al Rey. El Rey come, generosamente, por todos. El pueblo agradecido mira a través de las rejas. Es una misa.

Apparitions mariales de Fátima — Wikipédia

“El santo no busca las riquezas para sí mismo sino para ofrendarlas a Dios. No obstante, como el ladrón, necesita que todos estos siervos, todos estos intermediarios, gusanos de la tierra, extraigan la riqueza de las minas y de los mares, de las selvas y de los campos de cultivo. Así JMG lleva por los días de penitencia el cilicio bajo el más costoso de los paños de Escocia. Para ayunar dignamente, es necesario que exista un palacio en cuya cocina se elaboran los platos más exquisitos. Su total desprendimiento de los bienes de la tierra exige el oro, el marfil, las piedras preciosas, las perlas, la púrpura, la belleza de los adolescentes y de las mujeres, la magnificencia de las catedrales. JMG ayuna de veras y de veras se flagela.

“Más inteligente y sin duda más sensitivo que BAR, de otro biotipo, longilíneo y tuberculoide, JMG, a la inversa de BAR, es un verdadero místico. Está impregnado de la mística de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, se sumerge por largos períodos en la sofística del NO. Esta lógica del aniquilamiento coloca al ser humano en su máxima plenitud en el momento de la destrucción, es decir de la muerte real o de la muerte al mundo y a la carne. Usando de la mediación divina, el santo pretende que la negación llevada al extremo se transforme en una afirmación. La Santidad cristiana, nos dice Sartre, es la negación de la negación. El máximo renunciamiento es riqueza, el rechazo es afirmación, la ausencia de Dios es la deslumbrante manifestación de su presencia, vivir es morir, morir es vivir y así sucesivamente, hasta llegar a San Juan de la Cruz: Para apreciarlo todo, buscar no apreciar nada; para llegar a poseerlo todo no ambicionar ni la más leve parte de nada; para llegar a ser todo, esforzarse en no ser nada en nada. Y cuando llegues a tenerlo todo, es preciso tenerlo sin desear nada.

“En Manizales son conocidas y comentadas las conversaciones durante sus sueños de JMG con la Virgen. Y BAR creerá ciertamente, de acuerdo con la fórmula clásica de las apariciones precedentes, el clima de una aparición virginal por los lados de Villamaría”.

Fatima : Enquête sur une imposture by Gérard de Sède | Goodreads

Por lo que se refiere a la evolución del dogma mariano, a las apariciones de Lourdes y de Fátima y en particular a todos los fraudes de esta larga historia, existe un libro escrito por el periodista Gérard de Séde, logrado gracias a la revolución denominada de los claveles de 1974 por los militares y por el pueblo de Portugal, que puso fin a 48 años de dictadura. Los libros prohibidos comenzaron a salir de las bibliotecas, los archivos se abrieron, las lenguas se desataron. El libro constituye un expediente sobre la más grande impostura política-religiosa de nuestro tiempo, denuncia la más fantástica explotación política, financiera y religiosa llevada a cabo por un clero local y poderoso, en asociación con el gobierno dictatorial, el Vaticano y el integrismo internacional. (Gérard de Sede, Fátima: enquete sur une imposture, Alain Moreau, París, 1977).

Pero es también un estudio breve y a la vez completo de María, el personaje que se nos presenta hoy como una diosa, especie de cuarta persona de la Santísima Trinidad, concebida sin pecado original, despojada de los otros hijos que tuvo según los Evangelios, fecundada por intervención del Espíritu Santo, Virgen antes del parto y después del parto y después del parto y finalmente asuncionada (dogma de la Asunción en 1950), esto es, que subió al Cielo corporalmente que resucitó como Cristo, o mejor aún, que no murió nunca. La elaboración del personaje, al margen de las Escrituras, con base en las creencias sucesivas de los fieles se lleva veinte siglos, pero no es fruto del azar sino precisamente de la necesidad. De la necesidad política de adaptar esta creencia a una religión de Estado, a la religión grecorromana; a la monarquía absoluta; a la conquista de los indígenas; a la lucha contra el liberalismo y el modernismo; enseguida con el comunista, defendiendo las inversiones del Vaticano. Como dice Bayer:

 

“Inseparable de la rentabilidad pastoral, cuando la devoción a la Virgen se exacerba, es siempre para respaldar el absolutismo, siempre para respaldar una alianza de tipo constantiniano, siempre obedeciendo al imperialismo misionero del Vaticano.  Cuando la Iglesia era apenas una secta fuera de la ley; María era considerada como una mujer incapaz de comprender las enseñanzas de Jesús, que consternada, más bien trata de alejar a quienes la escuchan diciéndoles que su hijo estaba loco. A lo cual responde Jesús que sus discípulos son su verdadera familia (Marcos, III, 21-35). San Juan Crisóstomo llega a escribir que María era vana y orgullosa (Opera, Tomo VII, París, 1718).

03 Concilio de Éfeso - Concilios, Confesiones y Credos - YouTube

“Pero cuando la Iglesia es ya religión de Estado y proclama en 431 el culto de la Virgen Madre en el Concilio de Éfeso, se trata de consolidar la autoridad de la iglesia imperial sobre una población pagana que reconoce en esta Virgen a la célebre Artemisa. Siempre sirviendo intereses políticos y por supuesto económicos, la larga evolución del mito mariano llega a la Inmaculada Concepción y a la Asunción, respaldando sucesivamente la  monarquía absoluta, la lucha contra el racionalismo, contra el comunismo, contra el modernismo y el liberalismo. Pero…! Atención! BAR presiente que su Obispo puede embarcarse en algo como lo que sería más tarde el plagio de Fátima. Este plagio se intentó en Italia, en la parroquia de Ghaie de Bonnate (1944) y en Vilar Chao, en el propio Portugal en 1946. El escenario italiano fue desmontado por un tal Angelo Roncalli, hombre sencillo y enemigo de estas burdas mistificaciones, que sería más tarde un Papa conflictivo: Juan XXIII”.

 

En cuanto a la farsa de Portugal, el negocio llegó a acreditarse hasta despertar los celos de los accionistas del santuario de Fátima. Contaba con una tal Amelia Rodríguez, marcada con dos estigmas en forma de cruz, uno en la frente y otro en la mano derecha, bienaventurada que además venía ayunando desde cinco años atrás, alimentándose sólo de agua y de pétalos de flores. Con gran diligencia, el médico Joao Porto descubre toda la superchería en su clínica de Coimbra en la que es internada la farsante. Cabe agregar que el doctor Porto era Presidente de la Asociación de médicos católicos, amigo íntimo del Cardenal Cerrejeira, Patriarca de Lisboa, dos personajes fatimistas, que no tratándose de Fátima, encuentran inadmisible que alguien se burle de la credulidad del pueblo y de las esperanzas de los enfermos.

La Virgen de JMG presenta, pues, a los ojos de BAR, desventaja que va a ser posiblemente objeto de debates. Esta Virgen existe. JMG escogió el modelo de Virgen y que la estatua fue donación de la madre de uno de los alumnos, Enrique Pérez Ramírez:

 

“Yo vi siempre esa imagen, primero en el salón de estudio del viejo Colegio que fuera antes comedor de la Pensión Escobar, después en la capilla del nuevo. Se trata de un modelo no identificado. Es una Virgen con el niño, que lleva manto azul y que pisotea una serpiente de color rojo ladrillo. Si la obsesión de aplastar el partido liberal es evidente, la identificación de la Virgen con alguna de sus advocaciones es difícil.

“En cambio, la clasificación de la serpiente es imposible: la cabeza no presenta características que permitan catalogarla, en lo cual se asemeja sin duda al partido liberal colombiano. No es una cabeza de víbora, ni de proteroglifa, su peligrosidad puramente simbólica reside en el color. Detalle adicional: se trata de una estatua de madera pintada, no particularmente milagrosa.

“Sometida a una primera prueba experimental, por supuesto involuntaria, la estatua se viene debajo de su alta repisa, en el terremoto del 9 de abril de 1938. Soy yo mismo el que la ponga en posición vertical, sin mayor entusiasmo, puesto que desde el año anterior, esta Virgen ha dejado de inspirarme confianza: fue incapaz de impedir una monumental injusticia que BAR comete conmigo, a sus pies.

“Al día siguiente se dice en todo el Colegio que la Virgen, intacta, había caído parada, como un gato. Le hago el homenaje de la complicidad a la mediocre equilibrista, callándome la boca, suplicándole que evite la expulsión que se viene encima por la interpretación que BAR comienza a darle a mis actuaciones de esa noche. Pero no es gracias a ella como logro evitarla.

“En cuanto al fracaso del santuario milagroso, una de las razones es que ni siquiera para las apariciones, Colombia es independiente del Vaticano. Una Virgen inventada por JMG, por reaccionaria y monarquista que hubiese sido, sería una virgen colombiana. Absolutamente innecesaria para afianzar el poder temporal de la Santa Sede en un país en donde este poder está siempre consolidado, incluso con un presidente liberal. Le correspondió en todo caso a Manizales, capital grecolatina, recuperar siquiera una vez los derechos del mundo pagano, usurpados por la Iglesia católica al propio Júpiter. Este dios griego, mucho antes que el Espíritu Santo, hizo madre a Dánae, dejándola embarazada de Perseo, sin que tampoco ella perdiera su virginidad. Su truco: se convirtió en una lluvia de oro”.

 

Las conferencias sobre problemas sexuales, en las que abundaba la retórica, se dictaron una sola vez, buscando apoyo científico para las tesis diariamente predicadas sobre los peligros de la masturbación y del coito heterosexual, cometido que llenó a cabalidad el conferencista, comenzando con la recitación de la síntesis del poema Las dos cabezas de Guillermo Valencia, esto es La palabra de Dios, que termina así: “Nunca pruebes –me dijo- del licor femenino que es licor de mandrágoras y destila demencia; si lo bebes, al punto morirá tu conciencia, volarán tus canciones, errarás el mundo”. Y agregó: ”Lo que ahora vas a oír no te asombre: la mujer es el viejo enemigo del hombre; sus cabellos de llama son cometas de espanto: Ella libra la tierra del amante vicioso y ella calma la angustia de su sed de reposo con el jugo que vierten las heridas del santo”.

 

“En julio de 1935, al llegar las vacaciones, mi padre anuncia que ha vendido la casa que habitamos en Manizales. Somos en cambio propietarios de una finca en Aranzazu. Mi hermano Javier y yo, vamos a quedarnos sin estudiar por el resto del año.

“Mi padre se dedica a montar la finca. La electrifica trayendo la energía desde la planta que alimenta al pueblo de Aranzazu, instala varias máquinas, lleva diversa razas de gallinas y de conejos; construye un gallinero supercientífico que causa la admiración de los montañeros. Y comienza a sembrar cabuya, no ya como cerca, sino como cultivo, creando una pequeña industria del fique, todo ello con el raciocinio de que el primer departamento productor de café debería tener también la industria correspondiente a la elaboración de los costales o sacos para el transporte del grano.

“Yo paso pues seis meses en esta propiedad delimitada por el río La Honda y la quebrada de El Laurel, pescando, cogiendo café, desherrando, encerrando terneros, pero gran parte del tiempo devorando libros de todo orden, que iban desde manuales de avicultura y textos de cunicultura hasta los pocos libros de autores colombianos que salían al mercado y que mi padre no dejaba de llevarme, al mismo tiempo que el periódico La Patria. Ávido de conocimientos, memorizaba desde versos de Valencia hasta párrafos completos de los editoriales de Silvio Villegas, que plagiaba entre otros a Maurrás, sin posibilidad de ser descubierto y transcribía la mayor parte de los lugares comunes que yo encuentro ahora en la prensa francesa”.

El comunismo ya no es esperanza | Casillero de LetrasSilvio Villegas

Llegado el año de 1936, el papá de Tulio es nombrado personero de Aranzazu. Al propio tiempo, desde el púlpito, el padre Rubén Isaza, cura párroco del pueblo, anuncia la apertura de un Colegio de segunda enseñanza en Aranzazu. Se llamaba Pío XI. Su llegada a este Colegio fue memorable. Ingresó a las ocho de la mañana a primero de bachillerato y a al diez era admitido en segundo año. Se halló rodeado de adultos, algunos de los cuales eran, todo, músculos y gonorrea, otros, con aire de seminaristas, pertenecen a la clase de los que no habían obtenido una beca para seguir una carrera eclesiástica. Pero todos ellos eran profundamente ignorantes, su sabiduría estallaba como un petardo cuando don Alfonso Lopera traído de la Bolivariana de Medellín para ser rector del Colegio comenzó la selección de los estudiantes, asesorado del cura y de don Eduardo Aristizabal que había dejado el convento y que completaba el cuerpo profesoral.

La selección comenzó pasando a los más viejos al salón de segundo y formando el primero de bachillerato con los más jóvenes egresados de la escuela pública de Aranzazu. Muy pronto la corriente comenzó a marchar en sentido contrario. Prácticamente la diferencia entre los jóvenes y los viejos se desprendía de que los primeros tenían más recientes los conocimientos de la escuela. Ningún otro conocimiento venía a sedimentarse sobre esta enseñanza inicial.

Colegio Mayor de Nuestra Señora

“Yo era un fenómeno y mi interrogatorio público duró casi una hora, ante el asombro de profesores y estudiantes. Recuerdo algunas de las preguntas, casi todas sobre asuntos que consideraba triviales. Algunos no sabían, por ejemplo, quién era el presidente de la República ni el Papa reinante, mucho menos quién había sido Linneo. Como podría ocurrirle al excelentísimo BAR actual, mis condiscípulos oyeron con desconfianza, esperando la aprobación del jurado, mi explicación sobre la danza de las abejas y la polinización de las flores, indispensable para la propagación de las plantas. Cada vez que alguno de los profesores formulaba una pregunta, yo era el único que levantaba la mano y finalmente el único que respondía correctamente. De la historia patria a la botánica, del catecismo a la aritmética, de la literatura al castellano, el fuerte de mi sabiduría era sobre todo mi vocabulario, que excedía con mucho el de todos los otros. . Pero el fenómeno del niño sabio de 12 años en el Pío XI, de efímera duración, se explicaba por mi medio familiar. En mi casa había libros y llegaban periódicos y revistas. Mi padre era tolerante en cuanto a mis lecturas. Y se explicaba también por el problema de los transportes, sin olvidar los 50 años de hegemonía conservadora, que había sumido al país en el dogma”.

La República Liberal en Colombia - Alfonso López Pumarejo (1934-1938) - YouTube

La epidemia del Pío XI, de la cual procede el CNS, es el resultado de una política vaticana. La Santa Sede advierte la necesidad de no dejar en manos de un gobierno progresista lo que hasta entonces había sido un privilegio perfectamente controlado por ella: la enseñanza. La balcanización, el mantenimiento de los creyentes en compartimientos y estancos, análoga a la política imperialista de fomentar el monocultivo en cada país con el fin de controlar mejor los precios de los productos, es un sueño de sometimiento que el Papa Pío XI y sus consejeros vieron amenazados en su rica colonia debido al progreso de los motores y al advenimiento al poder de un presidente liberal. Al pasar la educación secundaria a manos del gobierno, en forma por demás gratuita, se imponía una cruzada de fundación de colegios que antes no parecía necesaria. Todo el rico departamento que era el Caldas de entonces comienza a estar unido por carretera en su parte plana. Pero en la montañosa, Aranzazu por ejemplo, está unido a Manizales por un cable aéreo, el más largo del mundo. Los hombres y las mercancías hacen el viaje en línea recta, en vagonetas suspendidas de un cable de acero, de un cerro a otro.

 

“Mi padre y yo vamos junto a la casa cural a buscar el famoso Prospecto del Colegio. La palabra internado me atemoriza. Comprendo que no me queda otro camino. Tanto más cuando no todos mis compañeros irán: sólo los privilegiados. Es una suerte que yo pueda. Yo quiero ser médico y con mi familia pienso que no me queda alternativa sino ingresar a ese internado. Mi sacrificio, dejar a mis padres, mi cuarto individual lleno de libros, mi carabina, el perro. Los fines de semana al aire libre, los deliciosos pasteles que hace mi mamá, todo ello me conmueve. Soy consciente de que mi padre hace un sacrificio igualmente grande: el Prospecto viene acompañado de una larga lista de enseres desde el catre metálico, el trípode con taza de baño, jarra y jabonera, el pupitre, el baúl, sin contar con el ajuar del interno desde la ropa de cama hasta el uniforme. Todo ello cuesta cada vez más. ¿Y no tienen duchas?, se pregunta mi padre. Siguiendo escrupulosamente las especificaciones, mi padre compra el baúl, manda hacer el pupitre, le da dinero a mi madre para el ajuar. Y a la vez que crece mi expectativa, el sentimiento de responsabilidad sobre lo costoso del ingreso y la tristeza de dejar por primera vez a mi familia se colorean a ratos de una gran curiosidad: ¡debe ser formidable ese internado!”.

Misión científico-social para conmemorar 100 años del Cable Aéreo Manizales- Mariquita - YouTube

Bayer piensa en ese pozo de sabiduría y de bondad que debe ser el padre Álvarez, que su madre nombra con devoción. Luego en la cantidad de materias que va a ver por primera vez: álgebra, cosmografía, filosofía. Y después en que será bachiller a los 16 años. La víspera llega. Su madre hace una comida de despedida. Al día siguiente madrugan. Los cuatro van a la iglesia a comulgar como se hace entre buenos cristianos antes de un viaje colgado del bejuco. Es un peligro de muerte. Ocupan solos la primera jaula que sale de la estación. Cuando los dos empleados empujan la vagoneta para que caiga en el cable, su madre llora un poco, pero los despide con la mano, sonriendo, y su padre y él se santiguan al iniciar el primer vuelo. Abajo se ve el camino que lleva a la finca, el cementerio del pueblo. Su padre enciende un cigarrillo. Pronto los envuelve una nube. A ratos ven la vagoneta que va adelante, una de carga, como un dos, en la que viajan gratis algunas golondrinas. La jaula es el vehículo usual de este transporte por el aire. Existen las góndolas, en forma de huevo, con dos ventanillas y asientos acolchonados. Dentro no hace frío. Pero cuesta el doble. Casi nadie las usa.

Se dice que la jaula, atravesada por todas partes por el aire tiene menos riesgo de caerse del cable con una ráfaga de viento. Por otra parte, desde la jaula se contempla todo el paisaje sin moverse. Y en este tipo de transporte es preciso estarse quieto. Una gran placa de hierro lo advierte en letras mayúsculas en altorrelieve: PARA SU SEGURIDAD, GUARDE LA MÁS ABSOLUTA QUIETUD DENTRO DE LA VAGONETA.  

Reseña Histórica Cable Aéreo Manizales

Seis horas y media después están en Manizales. Han hecho un buen viaje: no ha llovido, no hubo ninguna parada del cable. El taxi que los lleva hasta la dirección indicada, los deja en toda la puerta de la pensión Escobar. Se miran. En esa pensión habían vivido unos meses al regresar de Sonsón para establecerse en Manizales.

El aviso luminoso no existe ya. Bajan del taxi las tablas, el catre, el trípode, el aguamanil. Por un instante le alegra saber que va a estar como en un hotel. Pero no. La entrada  es por la otra puerta, la del servicio antiguo del hotel que no era familiar. Y por allí trepan con sus bártulos. Cruzan luego un salón, ahora con largas mesas y bancas, que más tarde sabrá que se llama el refectorio. Descienden con cuidado por una escalera de madera crujiente, medio podrida que conduce a un sótano.

Allí ya hay otros catres. Se respira un aire húmedo. Se trata del depósito de víveres y de trebejos del hotel, acondicionado, o mejor dicho, sin acondicionamiento para el dormitorio. Arman el catre en silencio a la luz de la única bombilla. El fondo del salón está en tinieblas Poco después el portero del Colegio, ex sargento del Ejército Alderete Camilo, viene con un obrero a poner otras bombillas. Su padre le advierte que está triste. No imaginé que este pudiera ser el dormitorio; pero hay que tener valor.

El internado se funda en condiciones idénticas a las que ya ha vivido en el Pío XI. La improvisación parroquial se convierte en diocesana. Los Píos son devorados por la Virgen. Al agruparlos en torno a la sotana de BAR se supone que hay mejoramiento de la enseñanza. Los pueblos se quedan sin colegios y el CNS se forma con maestros de escuela, normalistas que se han quedado sin trabajo en los pueblos. BAR es otro de esos maestros de escuela. Pero ha sufrido una metamorfosis, una transfiguración sacerdotal y es BAR quien dirige a otros compañeros normalistas que en el libre juego de la inteligencia y de las capacidades lo hubiesen superado en el escalafón docente. Esta singular transubstanciación de un maestro de escuela ignorante en un soberano pontífice de la pedagogía es un fenómeno vinculado a la santidad. Como siempre BAR no necesita demostrar nada, no escribe nada, no estudia nada nuevo.

Mauricio Rubio: Intelectuales y conflicto: Tulio Bayer

Hace en cambio ocasionales y calculados sermones de autoalabanza y de autoprestigio camuflado. En sus ocasionales escritos o en sus sermones no omite frases como estas: el que haya vivido en París durante el invierno sabe que la ropa de lana es indispensable, los que hemos tenido el privilegio de recorrer la vieja Europacuando el que esto escribe visitó la Capilla Sixtina, etc. No hay testigos de sus fallas intelectuales y culturales. Dictando las pocas clases que dicta, ninguna autoridad puede controlarlo puesto que él es la máxima autoridad. Los profesores a quienes da trabajo son todos ellos conservadores más o menos en conflicto con las autoridades civiles que prefieren a los liberales para llevar adelante la reforma de la educación o son maestros desempleados por la creación misma del CNS. A todos ellos les interesa acrecentar el prestigio de BAR, así sea solamente para defender el bistec.

Pero el fenómeno rebasa esos límites y corresponde a un mecanismo común a todas las dictaduras unipersonales: todo el sistema se mantiene mientras la masa de los creyentes crea en la bondad y en la sabiduría del jefe. Y de otro lado, el gobierno respetará más a BAR que a un simple conservador, por eficiente que sea. El fetiche eclesiástico es el comodín de toda la historia colombiana y para los maestros conservadores sin trabajo, fuera del CNS no hay salvación. Es pues con base en el dogma de la capacidad de BAR, sacerdote que ha estudiado en Europa y que está adornado con todos los dones del Espíritu Santo, según Silvio Villegas, como nace, no ya el Colegio, sino el espíritu del Colegio.

Sofos - Grupo de Estudio y Trabajo Académico - «Tulio Bayer, solo contra todos» - Por Carlos Bueno Osorio • Otraparte.org

Fue un hecho comprobado por todos sus contemporáneos que Bayer pasó la mayoría de los sábados y domingos arrestado en la terraza del Colegio, llegando a ser un solitario mientras los compañeros salían a divertirse, iban al cine o vivían a sus anchas sus escasas horas de libertad. Por cuatro años sucesivos, cada vez que su mirada se encontraba con la de BAR lo dejaba arrestado. Sin salida el señor Bayer por desorden en el dormitorio, sin salida por conversar en el comedor, sin salida por retrasarse en hacer la fila, sin salida por actitud poco piadosa durante la misa, sin salida por no haber marchado bien en el desfile, sin salida por haberse reído durante la plática, sin salida por tener los zapatos sin lustrar, sin salida por haberse referido en términos volterianos a la bellísima cátedra sagrada que hemos comprado para el Colegio, sin salida por haberse burlado de una oración, sin salida por fumar en el dormitorio, sin salida por demorarse en el inodoro, sin salida por tender mal la cama, sin salida por tener desordenado el baúl, sin salida por andar con compañeros mayores que él, sin salida por andar revolucionando los chiquitos, sin salida por alejarse del grupo con otros compañeros durante el paseo al estadio. Sin salida siempre.

Llegó a ser proverbial que cuando BAR iba con todos a una caminada o se trepaba  la cátedra sagrada  para presidir el estudio de la noche, su frase final era: Se me queda sin salida el señor Bayer. La gran terraza pasó a ser su propiedad privada, su mundo, su hábitat. Inundada después de las lluvias, ya conocía sus mares, sus ríos, sus lagunas. Seca y resquebrajada y plena de destellos, bajo el sol le eran familiares sus contornos geográficos, sus oasis, podía saber en qué sitio estaba sin levantar los ojos del suelo. Los balaustres de las barandas tomaron nombres de emperadores, de césares, de presidentes, de papas, o de reyes, de musas o de filósofos.

En este paisaje deshabitado llegó a encontrar jardines de musgo y rebaños de hormigas minúsculas, supo que los gorriones podían venir de un lote vecino y adquirió la costumbre de guardar unas cuantas migas de arepa  destinadas a sus visitantes clandestinos. Los rincones secretos fueron santuarios de peregrinación en periodo de penitencia o tibios lugares de cita con mujeres inventadas. En el silencio y en la soledad de los largos arrestos no le alcanzaba a veces el tiempo para desarrollar sus fantásticos programas: el descubrimiento de América, la campaña de Italia, las Cruzadas, la invasión de los bárbaros.

BAYER, Tulio – | Diccionario Biográfico de las Izquierdas Latinoamericanas

Al principio algún compañero le contaba misericordiosamente la película que había visto el domingo. Muy pronto, era él mismo el que podía contar historias maravillosas leídas al amparo de la vigilancia de los curas o elaboradas en sus largos recorridos por el vasto territorio de la azotea. Esta popularidad entre los compañeros irritaba profundamente a BAR. Mis frases, mis comentarios, mis historias acabaron por llegar a sus oídos. Un día alguien me preguntó qué iba a hacer el domingo, le contesté: Me quedaré como siempre en esta cloaca de iniquidades. La frase correspondía a la oración que rezábamos todas las mañanas antes de entrar a clases. Comenzaba así: Pongámonos en la presencia de Dios y examinémonos”. En uno de sus párrafos decía más o menos: Padre eterno, Hijo Unigénito, Espíritu Santo Paráclito, dignaos descender a esta cloaca de iniquidades.

La frase fue suprimida de la oración porque al llegar a ella algunos no pudieron contener la risa. En torno a detalles de este género, BAR le adjudicó el mote de volteriano, especie de condecoración negativa que lo presentaba a la vez como un personaje notable y maligno, arquetipo del mal, en un medio en el que nadie había leído a Voltaire. Y por un tiempo, después de esta primera expulsión frustrada, se estableció una coexistencia pacífica, a condición de que él permaneciera en la terraza. BAR pareció satisfacerse con el arresto permanente.

BAYER, Tulio – | Diccionario Biográfico de las Izquierdas Latinoamericanas

“Nosotros, verdaderos héroes del trabajo espiritualista, algunos de los cuales vivíamos bajo el doble terror de la condenación eterna y de la expulsión solemne, mal alimentados, soportando el frío del húmedo dormitorio y los arrestos injustos, bajo un régimen de policía, pese a todo lo cual nos enfrentamos al doble programa de estudios: el del gobierno y el de una abundante enseñanza obligatoria que se decía indispensable para nuestra formación y que iba desde una Apologética absurda hasta una Historia Eclesiástica mentirosa, sin contar con el tiempo robado al sueño, al reposo o al estudio de materias verdaderamente importantes, que se gastaba en rosarios, misas y ejercicios espirituales. Y fuimos nosotros quienes privándonos de todo, respondimos acertadamente las preguntas de los Inspectores del Ministerio de educación para la aprobación del Colegio, y permitimos que BAR viviera como un Príncipe, dispensándose de dotar al Colegio de elementos tan indispensables como laboratorios o una biblioteca; ocupando una parte de su tiempo en las intrigas necesarias para su ascenso; otra parte en la investigación minuciosa de si  ya nos tocábamos los órganos sexuales, si nuestras amistades eran homosexuales, o lo que se consideraba más horrendo todavía, si ya sabíamos cómo se hacía el amor normal; y finalmente otro tiempo en exhibirnos como animales de circo, en revistas de gimnasia y en desfiles, no propiamente en las grandes fiestas patrióticas sino cuando moría un Papa, cuando ascendía otro, cuando nos visitaba algún Nuncio Apostólico, cuando enterraban un político conservador, en fin, cuando sus cálculos de  política local, departamental y en último análisis su propia conveniencia, le hacía pensar que era oportuna la utilización de su tropa de fantasía, de su guardia suiza, una manera eficaz de hacerse propaganda”.

Archipiélago Gulag I

 

En Colombia existe ya un estilo unificado y ridículo de referirse a los hombres y a las instituciones, pero muy particularmente a los Obispos. No es mera coincidencia que este estilo recuerde vivamente la literatura vigente bajo Stalin. Salidos del Gulag, todos estos profesionales temen el  baculazo. Y no sin razón. ¿Acaso no está en manos del clero todo el destino de los ciudadanos en el orden administrativo, desde el nacimiento hasta la muerte, pasando por el matrimonio? Pero, por supuesto quedan los otros, los creyentes, muchos de ellos víctimas de la neurosis cristiana, que  debería llamarse más bien católica:

“Han hecho una carrera profesional pero ni la profesión ni la vida les ha dado suficientes motivos de reflexión para comprender que nuestra infancia y nuestra adolescencia bajo la férula de BAR, en el internado entre 1936 y 1941, fue una experiencia anormal, dolorosa, absurda y completamente innecesaria, que como simples seres humanos tenemos el deber de denunciar con miras a que no se repita.

“De todas las toneladas de papel que se han gastado en Colombia escribiendo ditirambos de Obispos y Santos, solo queda un pensamiento compasivo por los muchos árboles que se han derribado por este propósito. ¡Cuántos pájaros sin nido, cuántos desiertos sin sombra, cuántos arroyos secos, cuánto desequilibrio ecológico para escribir una literatura eclesiástica y paraeclesiástica en alabanza de personajes neuróticos, es decir santos, que reducidos a términos humanos se han caracterizado por medrar ellos mismos y por culpabilizar a los niños.

“En su trayectoria vital BAR vive como personaje dos grandes y apasionantes episodios de la vida colombiana: un viraje en la educación secundaria que sale tímidamente del cascarón en que la había tenido encerrada el conservatismo durante 50 años de hegemonía y una lucha a muerte, sui géneris, denominada La Violencia. En el primer episodio es Rector de un colegio católico regentado por sacerdotes, primera experiencia de su género en Colombia. Colegio que se inicia como una cruzada y que se prosigue muy pronto como un negocio próspero para promotores colombianos, en el momento en que los apóstoles extranjeros afrontan la persecución religiosa, consistente en no poder exportar a sus casas madres la totalidad del dinero recaudado por la carísima enseñanza que venden.

Mariano Ospina Pérez. 👀 El regreso de los conservadores al poder en 1946. - YouTube

“En el segundo episodio, guerra desatada desde el poder por el presidente conservador Mariano Ospina Pérez, violencia oficial que tiene como respuesta la violencia revolucionaria del pueblo liberal, BAR es Obispo. Ni los 16 años de Rectoría ni los 27 de obispado se reflejan en su obra. BAR no recuerda en particular a ninguno de sus alumnos, no ha escrito nada sobre pedagogía, no refiere ninguna anécdota, no tuvo jamás problemas con ningún alumno. Los 17 años de la pretendida carrera docente lo atravesaron como un rayo de sol sin romperlo ni mancharlo.

“Del CNS, aparte de que él fue su primer Rector y de su obra escrita por los otros, no quiere que pase nada más a la historia. La ausencia de un simple artículo sobre problemas docentes, sugiere la perfección de su método. La persistente negativa de que bajo su rectoría se hubiesen presentado alumnos díscolos o problemas de cualquier orden, destaca una historia singular, maravillosa, en la que basta que BAR esté allí, bajo la lluvia de gracias del Altísimo, especie de pirulí, lamido golosamente por el Padre Eterno.

“Y por otra parte, es inútil pedir a BAR una definición de lo que fue a su juicio La Violencia. Yo no soy el hombre, responde, manifestando un santo temor de comprometerse. Santo porque es el mismo temor de Pío XII, el Vicario que lo ha hecho Obispo. Ni Pío XII ni BAR, santos auténticos, tienen nada que ver con Cristo ni con el tribunal de la historia cuando se trata de bagatelas como incinerar judíos o asesinar colombianos. Santo temor, aunque no evangélico, pues queda difícil imaginar a Cristo diciendo que se abstiene de estigmatizar a los violentos porque  esos señores tienen hijos y porque nunca se sabe dónde salta la liebre.

“Estoy enterado de que la Columbia vaticana está a la orilla de una nueva redención por la vía castrense. Los relatos sobre el Urabá que fue escenario de mis primeras experiencias humanas como médico en la carretera Dabeiba-Turbo, que están reflejadas en mi primera novela Carretera al mar, son otra vez espeluznantes. Se revive la pesadilla. Y me parece estar haciendo la autopsia número 200 y pico en el cadáver de un Tuberquia, de un Goéz… son apellidos familiares de una época que los sociólogos colombianos siguen llamando La violencia, como si la violencia hubiese dejado de existir y como si la violencia no fuera la agresividad animal llevada al plano de la conciencia por el hombre en todas las épocas y en todas las circunstancias de la vida, por todos los pueblos y todas las civilizaciones. Así, solamente a una “pensador militar, para el caso Álvaro Valencia Tovar, se le ocurre hablar de lucha contra la violencia.

“Sin saber qué es la violencia, todos estos tratadistas presentan luego la barbarie de las luchas populares, haciéndole creer a más de un creyente que ésta es la violencia, químicamente pura, por así decirlo. Producto colombiano, además. Lo cual es cierto si se explica que ésta es violencia popular, la violencia revolucionaria (marxista o no) contra una violencia oficial, de Estado, que fue en mis tiempos la de la policía chulavita y la del ejército ( en menor escala, porque había oficiales liberales o simplemente menos corrompidos)”.

“De todos modos, hasta que todo el mundo no sepa que violencia es toda sujeción ejercida sobre un individuo o sobre un grupo, que todo atentado a la libertad de otro es violencia, que la violencia comienza en Colombia contra los niños, ejercida por personajes santurrones como BAR que los culpabilizan por la masturbación y por los malos pensamientos, y hasta que todo el mundo no sepa que la explotación es violencia, y en que consiste la explotación con nombres propios, es perfectamente ridícula la discusión sobre filosofías, ni siquiera bien aprendidas de las que presumen los intelectuales, no han hecho sino transcribir, plagiar y reflejar una situación que no corresponde al atraso secular que llevamos a cuestas, por culpa casi exclusiva del señor Obispo”.

 

Es aventurado atribuir a una sola causa el origen del mal colombiano:

 

“En ello ocurre como con las enfermedades. En un enfermo de paludismo se pueden encontrar signos y síntomas que cuadrarían perfectamente a un diagnóstico que va desde la tifoidea hasta… la fiebre puerperal. Pero siempre hay una etiología única, fuera de la cual la curación es imposible.

“Que otros hagan diagnósticos diferenciales finos, todos los que quieran, pero que comencemos por analizar la herencia teocrática, por rebujar un poco en la sacristía, antes de decidir problemas ajenos o de adentrarse en especulaciones sobre la alienación, el psicoanálisis y el marxismo y si uno es cripto, hetero o pseudomarxista. Yo no niego la importancia de muchas especulaciones teóricas, pero quiero decirle que personalmente me alegro de que ya estén viendo la luz en Colombia libros que como la propia Carta abierta -publicada doce años después-, muestren la explotación como algo concreto y no como una abstracción. Pero faltan centenares de libros semejantes. Por ahí es la cosa, yo creo”.

Monseñor Baltasar Alvarez Restrepo

“BAR tiene cuatro cajones cerebrales en lo que atesora sus adornos. Los adornos referentes a los cuatro temas fundamentales de toda su producción literaria, los cuatro elogios: los sacerdotes, sus superiores, las catedrales, la Virgen María, que constituyen las constantes de su literatura. Así cuantas veces BAR tuvo que referirse a algo que comienza, hablará del grano de mostaza. Y cuantas veces se trate de reconstruir algo desbaratado o destruido hablará del Fénix que renace de sus cenizas. Pero si de discurso de clausura se trata, lo que siempre tiene guardado en su cajón de adornos es la historia del marino y de los puertos lejanos.

El Concordato firmado en 1887 no es ciertamente una concesión del Estado colombiano al Vaticano sino más bien una concesión del Vaticano que delega algunas de sus funciones en los políticos colombianos. Este es el único respaldo que tiene BAR para hablar en tono autoritario y desmesurado de los derechos de la Iglesia, que considera una doctrina como un deber y por consiguiente exige derechos. Esta fuente del derecho es de un cretinismo superlativo. Solamente  un Obispo colombiano puede menospreciar así a sus oyentes, solamente un Santo colombiano respaldado por un Concordato, puede treparse a un estrado y decir lo primero que se le venga a la cabeza en la seguridad de ser acatado y aplaudido.

“El Id y enseñad a todas las gentes, lo mismo que el mencionado deber considerado como derecho, le da por otra parte evidentes derechos sobrenaturales a cualquier otra religión que se reclame del Evangelio. Así que si algún día se suprimiera el Concordato, BAR nos daría el argumento para repartir a los niños entre los diversos derechohabientes, incluyendo quizás a los propios padres naturales de las criaturas”. (A Carlos Bueno, 5 de septiembre de 1977).

 

 

 

 

 

LIBROS
Nadaísta bandido.

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Pre-texto de los compiladores Barquillo, como apodamos siempre a Jaime Espinel Arenas, fue nuestro amigo durante varias décadas. Al escoger algunos de estos textos, recordábamos que las historias y anécdotas que estaban detrás de su escritura, las escuchamos en...