Tulio Bayer XV

Uno de nuestros más connotados radicales del siglo XIX escribió líbelos y panfletos que aún hoy son recordados sobre la manera como Rafael Núñez resolvió a la fuerza el problema religioso colombiano con el Concordato y con la Constitución de 1886:

«He ahí la pintura de nuestro Partido Nacional o Regenerador. Traicionando a los liberales y pronto a traicionar a los conservadores. Despreciado de ambos y temeroso de juntos: pronto a apoyarlo todo y a venderlo todo; tan listo para hacerse monárquico como republicano; arrodillándose ante ídolos que mañana ayudaría a voltear… Este partido tiene su personificación siniestra en un solo hombre: Rafael Núñez.

Altísima y siniestra personalidad política, su frente brilla con los resplandores del talento que hacen más visibles las manchas de sangre que la cubren…  como inteligencia tiene pocos rivales, como perverso no tiene ninguno… La mitología cristiana no ha creado más que una figura semejante a él: Luzbel… Como hombre, lo ha violado todo; como filósofo, se ha reído de todo; como político, lo ha prostituido todo. Adúltero en el hogar y apóstata en la política. No representa una causa sino un delito… Habiendo sido un castigo, no será una gloria… Núñez es un tirano jesuita».

José María Vargas Vila. En: Pretéritas, 1886, p. 234. 

 

José María Vargas Vila

Un Concordato por un collar y…

Rafael Nuñez

“BAR repite en el CNS todo el proceso de la Iglesia: es un ignorante cristiano primitivo que acaba endiosando a su madre. Después de que consigue honores y dinero atrayendo a los paganos de Armenia, de Pereira, del Valle. En la minúscula historia de BAR se pueden señalar todas las etapas: la ignorancia apostólica, la incorporación al imperio romano, la reforma, la contrarreforma, el Concilio Vaticano, pasando por todas las fábulas virginales.

“Mirada globalmente en Colombia se comenzó por matar cristianos y se creó un Estado teocrático, evidentemente dictatorial, que con una leve tregua durante la República liberal. Para otros católicos europeos, Cristo está en agonía en Latinoamérica en manos de Obispos reaccionarios, más papistas que el Papa. BAR es el Obispo de los dos mil años precedentes, mientras otros representan el cristianismo comprometido que quiere salvar a la Iglesia hablando todavía de que el pan simbolizado en la eucaristía no puede ser el pan de la explotación ni el de la alienación.

“Hablan como hablaron los constituyentes de 1863, esto es, los cristianos que hubo que matar para que fuera posible el fenómeno BAR, el fenómeno Muñoz Duque, el fenómeno Builes, el fenómeno Castrillón, en suma, que lo que se llama en Colombia anticlericales del siglo XIX, son simplemente cristianos comprometidos”.

Para Bayer, la Iglesia católica no ha hecho sino plagiar para crear una doctrina exclusivamente política, hasta el punto de que con cierto grado de información histórica uno se topa con el pleonasmo de hablar de injerencia de la religión en política, cuando en realidad la católica es la política misma, una política imperialista. En Colombia las guerras de religión desembocan en el afianzamiento del Vaticano, después de matar más de 170 mil cristianos liberales. Quedaron solamente católicos, a saber, pueblo ignorante y obispos.

El artífice de la Constitución y del Concordato es un perfecto cristiano. En sus mocedades fue un radical, un abanderado de la separación de la Iglesia y el Estado, que contribuyó al establecimiento del divorcio vincular y que incluso persiguió al Obispo de Cartagena. Mientras el divorcio vincular fue una ley de la República, todavía en trance de liberarse del Vaticano, Rafael Núñez aprovecha la ley y se divorcia de su primera mujer, con la que estaba casado por lo católico. Con este y luego con el divorcio, Núñez recorre sin problemas las posibilidades de la fornicación como recorrerá todas las posibilidades del disparate, naturalmente a condición de que le convengan.

El más grotesco de sus disparates es el himno nacional colombiano. Para otros, como los obispos colombianos, el Concordato de 1887 es la prueba de su talento. Núñez es el padre histórico de BAR y del Concordato que hipoteca el país al Vaticano. Hecha la Constitución ya no en nombre del pueblo como la del 63 sino en nombre de Dios y no invocándolo como legislador sino como fuente suprema de toda autoridad, Núñez ha resucitado el dios muerto en Europa, para las necesidades de una católica causa: ejercer el poder.

Dice Bayer:

“La sanguinaria Iglesia católica que ha inspirado, con raras excepciones, la masacre contra los liberales, no está contenta con la resurrección de Dios, que sabe bien muerto en otras regiones de la tierra y que es tan útil como fuente suprema de toda autoridad. La Constitución ha configurado ya el comienzo de una violencia represiva que no se menciona en ningún texto. Así nuestra violencia no es un período corto sino toda nuestra historia, al menos desde 1886.

“La violencia no se hace a bala o a machetazos solamente. Para el que haya vivido amancebando en cualquier municipio colombiano en donde haya un cura fanático, que es casi el 99.9%, la violencia es el maniático ministrículo de Dios  que procura por todos los medios, incluyendo los altoparlantes, hacerle imposible la vida a los Rafael Núñez proletarios, a los Rafael Núñez que no son presidentes de la República.

“Violencia es el telegrama de BAR acusando a una mujer, en nombre del mismo Jesús de Galilea que defendió a la mujer adúltera. Violencia  y dictadura abominable es el Concordato que fue a exigirle a Núñez un Nuncio del Papa reinante, León XIII. Se trata de someter una serie de generaciones a la ignorancia, a la desinformación,  cualquiera que sea el contexto del mundo en que viven.

“Núñez, padre de varios adefesios no tiene inconveniente en firmarlo. Pero exige una prueba de respeto por su concubina y el Papa no vacila en dársela. Le ciñe un collar al pescuezo, un collar prestigioso, la condecoración Piana y lo lleva del ronzal a firmar el Concordato. Los curas no cuentan la historia y cuando uno la sabe, le dicen que es la diplomacia de la Iglesia… Lo que quería demostrar: la moral de la Iglesia católica es una farsa.

“Cuando hablo del concubinato de Núñez, hablo naturalmente en términos eclesiásticos. Soledad  Román era su esposa legítima del momento, puesto que estaba casado con ella civilmente en París. Lo que importa retener son las características de cinismo y de violencia por ambas partes contratantes, porque si la moral católica es una farsa ¿tenía derecho Núñez a entregar a soldados de un país extranjero la educación de la niñez y de la juventud, a cambio de una condecoración. Y si el matrimonio de Núñez era para  León XIII un concubinato, ¿tenía derecho de hacer excepciones con Núñez, sin renunciar a la doctrina predicada antes y después de la firma del contrato?: Todo ello entra en el contexto de la santidad. Todo es posible cuando se parte no ya del cristianismo sino del catolicismo.

“Y la infamia prosigue. Núñez obliga a que todos los colombianos tienen que renunciar a la religión católica, apostasía se llama esa figura, si quieren contraer matrimonio civil. ¿No es esto violencia? Un tercer adefesio, hijo nuevamente de Núñez y León XIII preside nuestra historia patria. Es el Concordato, monstruo de la teratología jurídica, que tiene dos cabezas: el presidente de la República y el Papa. Son dos hermanos siameses, unidos por el tórax y por el abdomen, como si las dos criaturas hubieran sido soldadas, una acostada al lado de otra, con un gran abdomen y un gran sexo en común.

“Es poco decir que en 1886 se funda un estado teocrático que es la inauguración de la violencia represiva de Estado. Núñez abre de par en par las puertas de la colonia Vaticana a las comunidades extranjeras y son la carta fundamental del negocio de la educación. La misión de la Iglesia consiste entonces en enseñar el catecismo a los humildes, predicándoles la sumisión y el respeto a los mayores y en enseñar a la elite latín y teología”.