Breviario de podredumbre

En La hoguera de encinas, uno de los tomos de sus Antimemorias, señalaba André Malraux de manera fingida y marrullera, que no desconfiaba de los políticos y de sus teorías por principio sino por memoria. Cómo para creerle a él, Malraux, casi el regente de Francia durante la época del general De Gaulle. Génesis de esa repugnancia que hoy se siente universalmente ante las calamidades, cercanas ya a una hecatombe, que los políticos de todos los confines de la tierra nos han dejado como su pobre y maldita herencia.

Leo ahora un descarnado y cínico manual de comportamiento para conseguir el poder y conservarlo firmado en 1684 por el poderoso y corrupto cardenal Julio Mazarino, regente del rey Luis XIV. –Breviario de los políticos. Ed. Acantilado, Barcelona, 2007. 142 págs.- Es una guía de tretas y ardides que es un antecedente de las prácticas escabrosas del nunca bien denigrado Fouché:

*Compórtate con todos tus amigos como si se tuvieran que convertir en enemigos tuyos.

*Debes saberlo todo sin decir nada, ser amable con todos sin confiar ingenuamente en nadie.

*Desconfía de aquello a lo que te arrastren tus sentimientos.

*Cuando tengas que hacer un regalo u ofrecer un banquete, medita la estrategia como si de una acción bélica se tratara. *Simula. * Disimula.* No confíes en nadie.*Habla bien de todo el mundo. * Oculta como puedas tu cólera.

*Procura que nadie sepa qué opinas sobre un asunto, ni cuanto sabes, ni qué es lo que pretendes, ni en qué te ocupas ni que te intimida.

*Cuando te alaben, ten por seguro que se están mofando de ti.

*Jamás confíes un secreto a nadie.

* La amistad no existe: es simulación.

*Hay pocas posibilidades de que se interprete en el buen sentido lo que hagas o digas: En cambio, ten por seguro que siempre se malinterpretará.

*Elogia a quien te conviene que caiga en desgracia delante de la persona que lo favorece, pero de tal manera que el elogio acabe resultando ofensivo para su protector.

*Si te preocupa conseguir algo, nadie debe darse cuenta de ello hasta que esté en tus manos. *

Sobre este Breviario diría Umberto Eco que se lee para sacar provecho. Pero no vayan a creer que ayudara para convertirnos en un hombre de poder. No porque sus máximas sean malas, son todas buenas, sino porque lo que nos cuenta es lo que el hombre de poder ya sabe a menudo de forma instintiva. Es también la sátira de un mundo en el que las virtudes de los políticos fueron sustituidas por otras, en la que la consecución de los objetivos personales tapa cualquier consideración de orden moral. Como dice un amigo: un poco nuestro caso.

Al final Mazarino legó al rey todos sus bienes que se calculan como la mayor fortuna privada del Antiguo Régimen, doblando la de su predecesor Richelieu. Su desmesurado enriquecimiento se hizo a punta de especular con los fondos del Estado o el valor de las monedas, y con jugosas comisiones, a través de testaferros, sobre el aprovisionamiento de los ejércitos. Para eso es el poder y sus máximas de podredumbre. Algo nos recuerda acá que esta es una historia de hoy, demasiado actual.

Alguna vez dijo Celine: ‘Felices quienes fueron gobernados por el caballo de Calígula’. Y anota Juan Esteban Constaín:  “para que quienes nos gobiernan, por llamarlo de alguna manera irónica, sean tan banales y tan humanos, o más, como nosotros mismos. Y que cualquiera podría estar allí en lugar de ellos y daría igual. Ayer le dije con horror a un amigo: se nos vino otra vez la campaña electoral. Obviedades, certezas, tragedias. Otra vez los insultos, los codazos, el vacío. La tortura que serán estos meses hasta las elecciones, con una certeza que es al mismo tiempo benéfica y aterradora, en ese estricto orden: porque al final unos perderán, sí, pero otros ganarán. Felices quienes fueron gobernados por Calígula. Ya entrados en gastos, caramba, cuánta falta hace Calígula en el mundo”.

Damnificado por los políticos y conocedor de sus fechorías y prontuarios, Jorge Luis Borges sentenció: Los réprobos en el infierno viven condenados a practicar la política en el sentido más sudamericano de la palabra. Es decir, viven para mentir, conspirar e imponerse. Claro que sí, desconfío de los políticos…por memoria.