A horcajadas contra el mundo.

Cr_Admin

6 septiembre, 2019

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Yo monté en pelo. A lo mujer. Iba de falda, niñas.

No podía cometer dos pecados mortales a la vez.

Santa Rosa de osos, 2 de febrero de 1927

“A los fieles de la diócesis: El demonio, en los antros oscuros de las logias, ha decretado la perdición de la mujer, para perder con ello el hogar y con el hogar las sociedades y los pueblos y con éstos la humanidad y ha decretado la perdición de la mujer arrebatándole el pudor, que es la luz en la gota de rocío; en las flores el color; la miel en los panales y en los manjares la sal. Corrompamos la mujer, arrebatémosle el pudor y el triunfo es nuestro. Y la mujer de hoy, obedeciendo a esta consigna del infierno, se refina día por día en el diabólico arte de desnudarse elegantemente, como definen la moda de hoy, y ya nuestras mujeres no tiñen del suavísimo carmín de la vergüenza y el pudor. Andan por estas calles y plazas con aquel descoco, con aquella desfachatez incalificable que amenaza con la ruina de la sociedad.

La moda es una dulce tirana pero tirana, y a última hora ha dejado de ser moda femenina en las mujeres para convertirse en moda masculina y han resuelto aparecer a la faz del mundo vestidas de hombre y montadas a horcajadas con escándalo del pueblo cristiano y complacencia del infierno. Es el ápice y coronamiento de la obra de los apóstoles de la moda indecente. La naturaleza humana en su tendencia a la relajación de la moral, buscó maneras indecorosas de vestir; pero jamás llegó a soñar con implantar el uso del vestido de hombre para la mujer. Semejante invención estaba reservada a los tiempos modernos y a la nefanda acción de las logias.

Por estas razones nos sentimos movidos a censurar y reprobar tal práctica ABOMINABLE ante Dios según el lenguaje de la sagrada escritura, reservándonos a Nos personalmente la absolución de este pecado contra la moral cristiana y hasta contra el mismo mandato de la razón natural, sin que puedan hacerlo ni aún los venerables vicarios foráneos en ningún tiempo, sea que las mujeres se vistan así por liviandad o irreflexión, bien sea so pretexto de viaje en auto, a pie o a horcajadas. Caso este último en que precisamente creemos que se peca contra la ley natural por los desastrosos efectos que de esto provienen. Y levantamos nuestra voz de pastor, porque no queremos que una sola alma se pierda por un silencio culpable de nuestra parte.

Vean nuestras mujeres que el demonio, valiéndose de la masonería quiere descristianizarlas para precipitarlas en el abismo de la abyección y esclavitud de las que las libró Cristo Nuestro señor mediante la redención, y sumergir así a la humanidad entera en un caos que acelere la catástrofe final”.

Miguel Angel Builes.

REFERENCIAS

* Zapata Restrepo, Miguel. La Mitra azul. Editora Beta. Medellín, 1973, 670 páginas.

* Zapata Restrepo, Miguel. El Obispo tropezó tres veces Ed. Bedout. Medellín, 1978, 588 págs.