De cómo la escritura a mano, con la resistencia de la pluma y del papel, impone una demora reflexiva.

Carlos Bueno

7 noviembre, 2023

 

Ahora bien, ¿por qué deberíamos añorar la buena caligrafía? Saber escribir bien y deprisa en el teclado educa a la rapidez de pensamiento, a menudo -aunque no siempre- el corrector automático nos subraya en rojo “vallena”, y si el uso del móvil induce a las nuevas generaciones a escribir “k tl? salu2” en lugar de “¿qué tal? saludos”, no olvidemos que nuestros antepasados se habrían horrorizado viendo que escribimos “siquiatra” en lugar de “psiquiatra”, y los teólogos medievales escribían “respondeo dicendum quod”, cosa que habría demudado la color a Cicerón.

 

El hecho es que, lo hemos dicho, el arte de la caligrafía educa el control de la mano y la coordinación entre la muñeca y el cerebro. Bartezzaghi recuerda que la escritura a mano requiere que se componga mentalmente la frase antes de escribirla, pero, en cualquier caso, la escritura a mano, con la resistencia de la pluma y del papel, impone una demora reflexiva. Muchos escritores, aunque estén acostumbrados a escribir con el computador, saben que a veces les gustaría poder grabar una tablilla de arcilla como los sumerios, para poder pensar con calma.

 

Umberto Eco

 

Umberto Eco ​ fue un semiólogo, filósofo y escritor italiano, autor de numerosos ensayos sobre semiótica, estética, lingüística y filosofía, así como de varias novelas, entre ellas El nombre de la rosa. 

 

Umberto Eco, un intelectual de otro tiempo | Ministerio de Cultura

CAZA DE CITAS
«un sueño tan dañino y tan perverso como un mal amor: su no cumplimiento es causa de todas nuestras desdichas, su eventual realización es pretexto para todas las retóricas y asidero para sucesivas utopías de pacotilla»…

«un sueño tan dañino y tan perverso como un mal amor: su no cumplimiento es causa de todas nuestras desdichas, su eventual realización es pretexto para todas las retóricas y asidero para sucesivas utopías de pacotilla»…

  Por eso es oportuno evocar, como ejemplo notable de esa capacidad de Hernando Valencia Goelkel, su comentario a El general en su laberinto, en el que destaca las calidades literarias de ese texto entrañable, pero desmonta la estructura ideológica, las tesis...