¿Por qué queremos tanto a Kafka, si era apenas un  impostor?

Carlos Bueno

26 mayo, 2022

Kafka como imitador de Dostoievski.

Nuevas curiosidades inútiles. Para ociosos. Miren lo diferente que sé de Franz Kafka gracias a las obsesiones literarias del profesor Guillermo Sánchez Trujillo*: K. fue un fanático estrictamente vegetariano, dormía con las ventanas abiertas, practicaba gimnasia desnudo, vestía ropas ligeras aún en invierno. Aceptaba ciegamente las prevenciones naturistas contra los médicos, las medicinas, las vacunas y las inyecciones. Llegó a decir que los médicos merecían ser fusilados. Su padre, Herman, lo educó mediante una serie de mandatos intimidantes y arbitrarios que dieron como resultado lo opuesto a lo buscado. Se hizo vegetariano en venganza, como buen hijo de carnicero. Pero torturó a su padre de otra manera: se inscribió en la liga de los trituradores, cuya técnica consiste en masticar y masticar muchas veces cualquier bocado por insignificante que sea. Además, K. consideraba el coito como un castigo de la dicha de estar juntos. El sexo no como regalo, sino como escarmiento; mejor dicho, el matrimonio como un asunto tremebundo. Dio pie para que lo señalaran de homosexual, impotente, o reticente sexual. Una enorme carga anímica negativa que la sexualidad portaba en él, que hacía tan difícil vivir en una sociedad inquisidora llena de prejuicios. Pero la encantadora noticia bomba que ahora sé, es que Kafka era un imitador de Dostoievski.

Franz Kafka: biografía, libros y características de su obra - Cultura Genial

Tesis demostrada paciente y lúcidamente por Guillermo Sánchez*: utilizó a Crimen y castigo para que fueran los ocultos personajes de Dostoievski los que contaran su biografía íntima y dejó a sus propios personajes la tarea de representar una obra magnífica, cautivante y misteriosa. K. amaba más el juego que el secreto. Sánchez no se fatigó de leer y leer a Crimen y castigo. Retuvo todos sus detalles. Luego releyó mil veces la obra de Kafka con la de Dostoievski al lado. Subrayó lazos, coincidencias y casualidades. Tomó notas, hilvanó párrafos, hizo cuadros, exploró palabras y frases entroncadas, involucró a la informática. En suma aplicó a los dos libros y autores lo que había aprendido en su vida de lector infatigable y de matemático. Un resultado asombroso: Kafka se la pasó reescribiendo a su manera a Dostoievski. Es una certeza: como el descubrimiento del amor, como el descubrimiento del mar, el descubrimiento de Dostoievski marca una fecha memorable de nuestra vida. Lo dijo Borges del ruso. Kafka pudo decir lo mismo y además lo noveló.

Dice Sánchez: Si suponemos que todo obedece a un plan, la hipótesis de la sincronización kafkiana de la realidad y la ficción resulta probable y explica muchas cosas. Eso dice la razón. Lo otro es creer en milagros, pero los que no creemos en milagros, excepto cuando nos conviene, pensamos que estos cuadros muestra lo imaginativo, calculador y perverso que era Kafka, un demonio de nuestro tiempo, un verdadero demonio. Diabólico con toda inocencia. Tan inocente que era Kafka. Su objetivo: que la vida imitara al arte. La ficción hecha realidad convertida en literatura. Kafka utiliza la historia de ficción que representa en la realidad para escribir la obra que narra esa realidad.

Franz Kafka, la búsqueda desesperada – Pensamiento y cultura

1883,1924. Esas dos fechas delimitan la vida de Franz Kafka. Incluye los hechos íntimos de su biografía: la desavenencia con el padre, la soledad, los estudios jurídicos, los horarios de una oficina, la profusión de manuscritos, la tuberculosis, las vastas aventuras barrocas de la literatura. Su destino fue transmutar las circunstancias y las agonías en fábulas. Redactó sórdidas pesadillas en un estilo límpido. Su obra es intemporal y tal vez eterna. Es el gran escritor clásico del atormentado y extraño siglo XX. Soñó pesadillas admirables y abrumadoras. La palabra kafkiano existe en más de cien lenguas para designar lo absurdo de nuestros tiempos.

Borges, precursor de todos, lo señaló: La circunstancia, la extraña circunstancia, de percibir en autores anteriores, el sabor mismo de los cuentos de Kafka no debe hacernos olvidar que el sabor de Kafka ha sido creado, ha sido determinado por Kafka. Éste modifica y afina la lectura de su prosapia literaria. La deuda es mutua. Un gran escritor crea a sus precursores. Los crea y de algún modo los justifica.

www.franzkafka.es [ La web sobre Franz Kafka en español ]

La voz o los hábitos de Kafka se reconocen en textos de diversas literaturas y de diversas épocas. La parábola de Zenón y Aristóteles: el móvil y la flecha y Aquiles son los primeros personajes kafkianos de la literatura. El prosista del siglo IX, Han Yu: el unicornio no figura entre los animales domésticos, no siempre es fácil encontrarlo, no se presta a una clasificación. No es como el caballo o el toro, el lobo o el ciervo. En tales condiciones, podríamos estar frente al unicornio y no sabríamos con seguridad que lo es. Sabemos que tal animal con crin es un caballo y que tal animal con cuernos es toro. No sabemos cómo es el unicornio. Kierkegaard y sus parábolas religiosas. La atroz y lamentable suerte de Wakefield, el inquietante personaje de Nataniel Hawthorne. León Bloy: unas personas que abundan en globos terráqueos, en atlas, en guías de ferrocarril y en baúles y que mueren sin haber salido de su pueblo natal. Y en Lord Dunsany: un invencible ejército de guerreros parte de un castillo infinito, sojuzga reinos y ve monstruos y fatiga los desiertos y las montañas, pero nunca llegan aunque alguna vez divisan el objetivo. Nunca se sale de una ciudad. Nunca se llega. Dice Borges. En muchos textos está la peculiaridad de Kafka, pero si Kafka no hubiera escrito, no la percibiríamos. No existiría. El hecho es que cada gran escritor crea a sus precursores.

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*Guillermo Sánchez Trujillo. El juego de Kafka: el desciframiento de El Proceso. Ediciones Unaula. Medellín, 2011, 315 págs

LIBROS
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