¡Oh, poderoso Saint Pauli: me vas a homicidar!

Mi educación sentimental está atada sin remedio e indefectiblemente a las graderías de la antigua lateral norte del estadio Atanasio Girardot de Medellín. Allí, también con mi hermano, como recordaba mi amigo Esteban Carlos Mejía, chupamos intemperie, “entre malevos...